Columnas

Delfina, “requete mal”

Por: ARMANDO RÍOS RUIZ

Si las encuestas son verdaderas y Delfina Gómez, la candidata de Morena al gobierno del Estado de México, tiene de veras, 46 por ciento de preferencias, contra 30 por ciento de su opositora, Alejandra del Moral, no tengo más remedio que lamentar sobremanera la situación de coeficiente, ignorancia y hasta atraso de nuestros compatriotas, volcados a favor de un partido y de una aspirante cuya presencia, cultura y actitudes dejan sólo para la crítica más justificada.

El Presidente ha sido evidente, por sus propias confesiones, de que absolutamente nada le importa llenarse de colaboradores que se han significado por su inexperiencia, su ignorancia y su falta de oficio político. Afirmó que prefiere 90 por ciento de honestidad y 10 de experiencia. En la práctica, el resultado es: ni una ni otra cosa. No podría celebrar que la senadora Nestora Salgado, acusada de secuestrar, tiene virtudes para el desempeño político, igual que otros.

En el caso de la mexiquense Delfina, la ha llevado de la mano por caminos espinosos, por el hecho de introducirla descalza en el breñal. Por el bien de ella, personalmente, pero para desgracia de México. La actitud presidencial obedece, obviamente, a un gesto de agradecimiento por haber sometido a los empleados del ayuntamiento de Texcoco, cuando fue alcaldesa, a la entrega de un diezmo que serviría para aliviar gastos del eterno candidato.

Pero, ¿por qué tendrían que pagar los mexicanos por pecados que no cometieron? El que manda la convirtió nada más y nada menos que en secretaria de Educación Pública, como en son de burla. Secretaria de Educación, una mujer que ni siquiera conoce el significado de las palabras. Que dice “nadien”, “haiga” “hicistes” “requete bien” y otros disparates, sin inmutarse. Por la sencilla razón de que para ella, eso es precisamente expresarse bien.

Pero además, esa notoria ignorancia es acompañada de una cauda rellena con defectos de variado tipo. Su voluntad tiene dueño y está para servir al patrón, como La Borrachita de Tata Nacho. Ser secretaria de Educación o gobernadora del Estado de México, es lo de menos. Lo importante es actuar conforme las demandas de su verdadero dueño. ¿Qué importa la gente?

Esto es lo lamentable. La gente no ha sido capaz de darse cuenta de que ahora sí vamos derecho al despeñadero. Un buen sector de la población vive creído de ser gobernado por el mejor Presidente que haya tenido México. Imposibilitado para vislumbrar el verdadero propósito: El cambio de las reglas del juego para eternizarse en el poder, por su presencia o a través de otros incondicionales, como la señora que dizque gobierna la Ciudad de México.

No hay forma de convencer. No hay forma de hacer pensar sensatamente a otros. No hay manera de someter a los demás al “darse cuenta” de Gestalt. Esto, como en los alcohólicos anónimos, tiene que surgir del propio ser que desea cambiar. Es el hombre quien debe decidir si continúa igual o cambia. Pero para esto, repito, primero tiene que darse cuenta y no es fácil.

Pero pervive la esperanza de que en el Estado de México, las encuestas digan mentiras porque son pagadas. Las empresas que las fabrican son negociaciones que cobran por decir lo que el cliente o el que paga desea. Es bastante probable que en el caso de la señora Delfina, quien, para bien de nuestra sagrada patria jamás debió abandonar el metate, le hayan hecho el favor a cambio de una buena cantidad de dinero.

Honestamente, la señora no hubiera servido ni como maestra de primaria. Su coeficiente es tan pobre, que debió permanecer como eterna alumna. Incapaz de aprender. Su presencia la denuncia. Sus palabras lo confirman. Sus actos la señalan como candidata, pero a la cárcel. No ocurrirá mientras quien gobierna muestre su sonrisa para ella y su agradecimiento visible.

Su gabinete está plagado de ineficiencia, que desgraciadamente aplauden los semejantes. Los mexicanos que son iguales. Los ciegos y los sordos. Los que, según ellos, también se encuentran “requete bien”.

De

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