Columnas

Incapaz de ver la viga en el ojo

Por: ARMANDO RÍOS RUIZ

Muchos psicólogos han dado en estudiar la personalidad del Presidente y todos han coincidido en que padece un sinfín de deficiencias, que van de los distintivos paranoicos a los narcisistas, pasando por los antisociales, la megalomanía, el egocentrismo, la arrogancia agresiva y muchas más.

Últimamente se ha ocupado en llamar injerencistas a otros países, cuando él mismo ejercita ese fenómeno, dentro y fuera de México. Hoy, en su propio país se entrometió en la venta de Banamex, que por cierto echó a perder cuando ya había aparecido el presunto comprador, el empresario minero Germán Larrea. 

¿Qué tenía que ver el Primer Mandatario en una operación entre dos particulares? ¡Nada! Pero se entrometió y dio su consentimiento. La transacción generaría un pago  al gobierno, por concepto de impuesto, de casi dos mil millones de dólares La expropiación de un tramo de vías a Larrea, causó el arrepentimiento por la compra y la decisión de los dueños de Banamex, de no vender sino hasta 2025, o cuando el actual Presidente deje de serlo. 

Hace poco, también fustigó que el gobierno de Perú autorizara, según él, la llegada de 700 soldados estadunidenses, a petición, según él, del gobierno ilegítimo del país sudamericano, con el consentimiento, según él, del congreso, para entrenar, según él, al ejército y a la policía de ese país. 

Se adornó en una mañanera cuando hizo un llamado de atención al gobierno de Estados Unidos y a quienes permiten ese acto “injerencista, que en nada ayuda a buscar la hermandad entre los pueblos del Continente Americano. Es prepotencia. No tiene nada que ver con la política de buena vecindad del Presidente Roosvelt” (sic) 

¿Quién no ayuda y busca pleitos ajenos? Que alguien me diga cómo puede calificarse la actitud del mandatario, si es que no se trata de injerencista, o mejor dicho como aquí se estila, de meterse en lo que no le importa. 

También hace apenas unos días, conminó a los connacionales en Estados Unidos a no dar un solo voto a Ron DeSantis, gobernador de Florida por el Partido Republicano y quien acaba de lanzar su candidatura a la Presidencia de la Unión Americana, con la bandera de limitar la migración por nuestra frontera. 

Lo anterior se ha convertido en un verdadero problema para México, por haber aceptado la devolución de 30 mil migrantes por mes, cuando no existen las condiciones para asistirlos y eso los convierte en víctimas de la delincuencia. Desde la de los centros migratorios, hasta de la que está afuera. Al acecho. 

Por lo que vemos con claridad, el Presidente tabasqueño está a gusto de recibir migrantes de donde vengan, sin importar que aquí se carezca de capacidad para asistirlos y de que se conviertan en presas del crimen organizado, que busca afanosamente mano de obra para empuñar armas de alto calibre a precio cómodo. Acaba de anunciar la aceptación de migrantes para que se incorporen en las faenas de construcción del Ten Maya y de otras obras. 

¿Su actitud frente al país del norte, al pedir que no voten, de ser requeridos, no es una actitud injerencista? ¿Los que pueden votar en esa nación, no tienen motivos suficientes para contribuir en la elección de quien consideren mejor, toda vez que huyen de un país que no se aplica en la solución del gran problema de pobreza que padecemos, por más que presuma que es la principal preocupación? 

Lo anterior es reflejo de que sus programas sociales, no son más que paliativos para algunos, razón por la cual, nuestros paisanos buscan mejores condiciones de vida en donde existen, olvidados del consejo presidencial de que no necesitan más que un par de zapatos y un carro viejo. 

¡El colmo! Llamó injerencista al secretario de Estado, Antony Blinken, por su preocupación por los periodistas asesinados en México. “Está mal informado” sentenció. Pero aquí y afuera todos sabemos del inmenso desprecio del Presidente al gremio, al que un día sí y otro también señala y condena a muerte.

De

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