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Los errores más comunes que se cometen al cepillarse los dientes

El odontólogo muchas veces es el primero que ve algunos signos de enfermedades sistémicas, no solamente enfermedades derivadas primariamente de la mucosa oral o de los dientes.

Una incorrecta higiene bucal no sólo produce enfermedades bucales, si no que además, puede tener consecuencias que desconoces en distintas partes del cuerpo

Nuestro cuerpo es una maquinaria sistémica profundamente conectada entre sí. En el caso de la salud bucal esta conexión existe, teniendo además, un papel primordial en el estado de salud general, ya que la boca es la puerta de entrada a muchas enfermedades, así como el reflejo o signo de alerta para diagnosticar algunas otras de forma precoz. La salud empeiza por la boca.

Desde mal aliento, caries, problemas en el esmalte, en las encías, en la lengua… hasta otras enfermedades diferentes a las bucales como enfermedades cardiacas, diabetes, algunos tipos de cáncer, celiaquía, enfermedades autoinmunes, endocrinológicas, gastritis, problemas musculares, e incluso enfermedades mentales, están relacionadas con la boca. 

 Desde mal aliento, caries, problemas en el esmalte, en las encías, en la lengua… hasta otras enfermedades diferentes a las bucales como enfermedades cardiacas, diabetes, algunos tipos de cáncer, celiaquía, enfermedades autoinmunes, endocrinológicas, gastritis, problemas musculares, e incluso enfermedades mentales, están relacionadas con la boca. Por ello, tener una correcta salud bucal y prestarle atención a sus señales, es clave. “El odontólogo muchas veces es el primero que ve algunos signos de enfermedades sistémicas, no solamente enfermedades derivadas primariamente de la mucosa oral o de los dientes” detalla el  odontólogo Iván Malagón.

¿Nos lavamos bien los dientes?

Toma nota de los errores más comunes y que puede que no conozcas:

Lavarse los dientes es el ‘must’ del ritual diario de higiene dental. Se le puede considerar el pilar básico de la limpieza bucal, pero, aunque esta acción esté más que interiorizada por la mayoría de la sociedad, no siempre realizamos esta práctica correctamente. Sí, aunque es una tarea fácil también tiene su método. El odontólogo Iván Malagón detalla a los errores que debemos evitar:

Duración escasa: las prisas nunca son buenas, y para cepillarse los dientes tampoco. No hay que dedicarle una eternidad, con dos minutos bastan, pero no menos. Todavía muchas personas no le dedican el tiempo necesario, especialmente los niños (a los que hay que habituar) y las consecuencias de una higiene dental insuficiente se pagan en el futuro. Si nos cepillamos durante poco tiempo no se eliminan todos los restos de alimentos y tampoco conseguiremos reducir a las bacterias responsables de las caries, correremos un mayor riesgo de periodontitis, las encías se debilitarán…. Son sólo dos minutos pero a cambio una mejor salud.

Demasiada pasta y demasiados cepillados: “la medida exacta de cuanto dentífrico hay que poner en el cepillo es “un guisante” Ni más, ni menos”. recomienda el doctor Iván Malagón. La pasta de dientes, entre sus muchos componentes, lleva unos llamados abrasivos. Se trata de una sustancia sólida que ayuda al arrastre de los restos de alimentos logrando una limpieza eficaz, pero también tiene sus riesgos. Si la pasta tiene demasiados (debemos verificar el índice RDA del dentífrico) se debilita mucho el esmalte, por lo que no hay que echar mucha, la justa. Tampoco hay que pasarse de cepillados, con tres veces al día, una tras cada comida es suficiente y así no dañaremos el esmalte.

Olvidarse de la lengua y las encías: Son las grandes olvidadas en la higiene oral, pero lo cierto es que es sumamente importante su limpieza para cuidar nuestra salud oral. Al igual que nos cepillamos los dientes también hay que hacerlo con la lengua y las encías de manera suave.

No cepillarse las caras interiores: en la cara de los dientes que no vemos también se quedan restos de alimentos, y no cepillarlas implica que las bacterias permanecen en esas zonas.

Cepillo incorrecto: utilizar cepillos grandes o de cerdas muy duras es contraproducente, más que limpiar, dañas tus dientes. Es preferible utilizar cepillos pequeños que alcancen todos los recovecos y con cerdas suaves para que no se dañe el esmalte. Un cepillo de cerdas duras sólo lo recomienda el especialista para determinados problemas.

Cepillo mojado: la forma correcta de lavarse los dientes es con el cepillo seco antes de pasarlo a la boca, ya que si se moja, se diluye la pasta de dientes y los efectos del cepillado son menores.

No limpiarlo tras su uso: este es un fallo muy común, tras el cepillado se deja el cepillo de vuelta en el frasco de los cepillos sin haberlo lavado. Es necesario lavarlo ya que si no, las bacterias o restos de alimentos que hemos eliminado de nuestra boca seguirán en las cerdas la próxima vez que nos cepillemos. Además, no hay que guardarlo húmedo con su capuchón, eso es un caldo de cultivo para las bacterias, es más recomendable dejarlo sin tapar.

Cambiarlo poco: el cepillo sufre desgaste, y por ello hay que cambiarlo cada 3 meses o antes si notamos que está muy desgastado.

“Tenemos que cuidarnos, porque, más vale prevenir que curar. Además, no olvidemos visitar, al menos, una vez al año a nuestro dentista de confianza”, concluyó el doctor Malagón.

www.ivanmalagonclinic.com

Foto: Cortesía

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