México

Hombre que lanzó a perro a un cazo, reflejo de una sociedad enferma

Por: Dr. José Sols Lucia*

*El maltrato animal, junto con la pobreza, la migración, las guerras y demás, son una única crisis que abarca todos los órdenes de lo humano

El pasado 28 de mayo, en San Pablo Tecalco (Estado de México), un hombre arrojó a un perro a un cazo con aceite hirviendo, causándole la muerte, tras un altercado con dos personas del lugar, algo que quedó grabado en un video que no he visto ni quiero ver.

Podemos pensar que dementes los ha habido siempre y los habrá siempre, y ahí se acabaría nuestra reflexión. Sin embargo, vivimos en lo que el papa Francisco denomina “la cultura del descarte” (encíclica Laudato Si’, de 2015). 

Es una cultura que nos lleva a usar y tirar cualquier cosa, cualquier animal, incluso cualquier persona. Es un egoísmo antropológico que nos hace insensibles a la realidad que va más allá de nuestra propia piel. 

Esa actitud nos ha conducido al maltrato de la naturaleza (no a su uso normal, sino a su abuso) y de los demás (violencia doméstica, delincuencia organizada, estructuras socioeconómicas injustas, despidos improcedentes en empresas e incluso en instituciones que se dicen de inspiración cristiana), lo que comporta que nos cerremos al Dios que nos invita a cambiar, y nos hace acabar en una especie de “suicidio personal y comunitario”, dado que el ser humano es sociable, y si destruye al otro, se destruye a sí mismo, porque cada uno de nosotros no es simplemente un “yo”, sino un “yo-con-los-demás”.

Quien arroja a un perro inocente a un cazo hirviendo en un momento de enfado lleva muchos años maltratando cosas, plantas, animales y personas; peor aún: lleva toda su vida viviendo en una sociedad que maltrata cosas, plantas, animales y personas. No estamos sólo ante un hombre enfermo, sino también ante una sociedad enferma. 

No solamente ese hombre tiene que revisar muchas cosas de su vida, sino también todos nosotros. No basta con seguir el efecto del “chivo expiatorio”: que detengan y castiguen al culpable, y así nos quedaremos tranquilos nosotros, los buenos. No es tan simple. Toda nuestra sociedad, toda nuestra cultura, tiene que auto-examinarse a fondo, de manera integral, tal como dice el papa Francisco.

Sin duda, nos deberían preocupar mucho más los 55 millones de pobres que hay en México, los miles de emigrantes desesperados que van andando camino del sueño americano, los 90 homicidios al día que tenemos en nuestro país, la guerra de Ucrania, la tensión entre China y Taiwán o los 600 mil muertos de sida al año en el mundo (de los que ya nadie habla) que el hecho de que un hombre arroje a un perro a un cazo con aceite hirviendo; sin embargo, estas realidades no son sino manifestaciones diversas de un único problema que tenemos hoy, una única crisis, que abarca todos los órdenes de lo humano y a la que debemos hacer frente juntos, unidos con espíritu de fraternidad humana percibiendo la naturaleza como la casa común, incluso como nuestra comunidad. 

El hombre que llevó a un perro a tener una muerte horrible es un espejo en el que todos deberíamos mirarnos.

*El Dr. José Sols Lucia ([email protected]) es académico del Departamento de Ciencias Religiosas de la Ibero

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