Columnas

Barruntos de tormenta

Por: RAMÓN ZURITA SAHAGÚN

Conforme se van acercando los tiempos de que cada uno de los contendientes a la Presidencia de la República (partidos o alianzas) definan los nombres de sus abanderados, la violencia que azota a todo el país se presente en los campamentos de los aspirantes.

Primero fue un operador de taxistas de Marcelo Ebrard el que fue asesinado y ahora le tocó a un empresario y su hijo, operador del ex secretario de Relaciones Exteriores.

Los dos crímenes han ocurrido en el mismo estado, Guerrero, gobernado por Evelyn Salgado, quien manifiesta su preferencia por la única aspirante que lleva MORENA, Claudia Sheinbaum.

Casualidad, coincidencia o cobro de facturas. No lo sabemos y si la autoridad lo investiga, menos se sabrá, ya que este tipo se crímenes quedan casi siempre impunes.

La sangre está llegando a extremos que no se esperaba y también hace unos días, en Poza Rica, Veracruz, una mujer fue asesinada y se dice que operaba para Adán Augusto López, otra de las corcholatas de la coalición MORENA, Partido Verde, Partido del Trabajo.

Veracruz es otro de los estados en el que el gobernador manifestó su preferencia por Claudia, aunque Adán tiene muchos seguidores en ese rumbo del sureste.

Hasta el momento todo lo que ocurre en las contiendas internas de las alianzas se pueden reducir a simples escarceos, por lo que esta violencia puede ser el antecedente de algo peor en cuanto se definan los nombres de quienes busquen sustituir a Andrés Manuel López Obrador, a partir del primero de octubre del 2024.

Aunque ahora todo se reduce a personajes ligados con MORENA, la violencia se puede extender por otros rincones del país y pegar en los campos de los otros contendientes.

Tristemente podemos decir que nadie está exento, ni siquiera a salvo de que se atente en su contra o de sus operadores, ya que hay muchos provocadores de la violencia y la presencia de los grupos criminales se agudiza y quiere dejar su sello en este tipo de campañas.

México ha vivido diversas etapas tristes en el desarrollo de sus campañas electorales. Dos son los casos más sonados, siendo los políticos de mayor nivel los agraviados. Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI en 1994 y Rodolfo Torre, abanderado del tricolor al gobierno de Tamaulipas, quien fue masacrado, junto con otras personas a una semana de los comicios donde se adelantaba su eventual triunfo.

De Colosio existen muchas dudas, ya que se habló de un complot, pero no se supo quienes lo conformaron y solamente se detuvo al asesino material. De Rodolfo se remitió el crimen a los grupos delincuenciales que abundan en Tamaulipas.

Otros dos crímenes sonados fueron los operadores electorales de Cuauhtémoc Cárdenas, que fueron asesinados en 1988. Francisco Javier Ovando y Román Gil, desaparecieron sin dejar rastro y sus cuerpos aparecieron unos días antes de los comicios presidenciales, sin que tampoco se supiera quién los asesinó y mucho menos quién o quiénes fueron los autores intelectuales.

Esperamos que esos sean hechos aislados y no una fiebre contagiosa que sacuda o convulsione al país, pero también que se investigue y se deslinden responsabilidades.

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El Presidente López Obrador insiste en ser el que defina a los candidatos presidenciales de la oposición. Primero anunció que Santiago Creel lo sería, apareció Xóchitl y entonces dedujo que sería ella y ahora propone a MC que de entre Luis Donaldo Colosio y Samuel Ruiz, salga el candidato de este partido…Una fuerte pérdida representó para Adán Augusto López la muerte de Daniel Flores, uno de sus principales operadores económicos. Flores pereció en un accidente aéreo y Adán suspendió su campaña por unos días, de ese tamaño fue su pérdida, ya que Daniel era conjuntamente con José Rubén Ferrer, los principales financieros del ex secretario de Gobernación.

De

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