«La Grilla en Rosa» de Fabio (versión que detesta al mesías y sus «chistes»)
El mesías es detestable en cualquiera de sus niveles, que siempre tienden a la bajeza, no a la baja. Es detestable como líder, que en vez de unir se ha dedicado a separar y a encabronar a los mexicanos que nos preocupa nuestro país con los de su secta de ignorantes; es detestable como presidente, más metido a cumplir su agendita de odios, corruptelas monumentales y desquites que a hacer algo siquiera medianamente trascendente; es detestable como ejemplar del género masculino (es muy cobarde para llamarlo hombre), siempre atacando a todo y a todos, especialmente a las mujeres, a las que quiere sumisas y mudas, o repitiendo cada tontería que se le ocurre, como lo hace la Cecina Sheinbaum; es detestable en su trato a las víctimas de sus patrones del narco, de quienes se burla en maneras impensables en quien se supone es la cabeza del gobierno mexicano.
Y como su ánimo de superación siempre puede ser sorprendente, este miércoles el miserable no-presidente alcanzó una nueva marca de caída: burlarse de una masacre causada por sus amigos y jefes del narco, perpetrada contra cinco muchachos de entre 19 y 22 años de edad en Lagos de Moreno.
Cuestionado por algún reportero serio que se coló en el Mentirosum, el salón de la Eterna Estupidez de Palacio Nacional, sobre este caso de infinita crueldad de los matones que tanto protege y adora, el mesías primero fingió que no escuchaba la pregunta, y después contó un ¿chiste?, baboso como él, y se largó sin responder nada ni mostrar ni un microgramo de empatía por los muertos de sus abrazos a los cárteles.
Es hora que todo mundo está queriendo explicarse la actitud del psicópata (Porfirio Muñoz Ledo dixit) que se ostenta como mandatario del país. El mesías candidato, ese que era puntilloso en cada detalle del gobierno de Felipe Calderón o del corrupto Enrique Peña Nieto, estaría friendo en aceite al AMLO que se burló así de la muerte de cinco muchachos.
Es hora que se me sigo preguntando qué diablos le ven a este imbécil, que se atreve a reírse y a hacer chistes de las desgracias ajenas.
Este país le quedó gigantesco al mesías, y no se sabe qué cantidades de muertos, raterías, adoctrinamientos y robos en favor de su familia son necesarios para hacer a millones de mexicanos caer en cuenta de que su idolito tiene uñas de rata remojadas en generosas cantidades de sangre proporcionadas por el crimen organizado.
Ah, pero no se trate del Chapo Guzmán y su organización, porque los defiende sin saber nada de las acusaciones directas de los funcionarios ecuatorianos de haber asesinado a un candidato presidencial; o va a domicilio hasta Sinaloa a besarle las patas a la madre del capo; o pone a secretarios de estado a interferir el proceso de justicia de Estados Unidos, ya sea pidiendo que regresen al Chapo a México porque la cárcel de a devis en la que está no le gusta al narcotraficante, o impidiendo hasta la exasperación que el hijo de su mecenas sea extraditado a Estados Unidos luego de que muy a su pesar fue detenido y encarcelado.
Vaya clase de infección venérea se pescó el país vía las urnas en 2018. Faltan más verdaderos mexicanos que quieran aplicar la penicilina para este mal en 2024.
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