Columnas

Algunas pifias del Emperador

Por: ARMANDO RÍOS RUIZ

Jamás había sido tan fácil desempeñar un cargo público. El más difícil, sin preparación de ninguna índole. Sin el mínimo conocimiento de la materia. Sin la más diminuta congoja. Sin preocupación por ser alarmantemente ineficaz y hasta demasiado corrupto, como en este sexenio. El presidente, cada día más desvergonzadamente cínico, tiene siempre el perdón a flor de labios para sus cómplices, además de supuestos colaboradores.

Hace cinco años prometió un México igual que Noruega en materia de salud. Esto provocó la burla en diferentes estados de Europa, tanto por estas declaraciones descabelladas, como por otras igualmente absurdas. Pero a pesar de esto, nuestro Presidente ni siquiera se inmutó, como no se inmuta por cada dislate que emerge de su boca.

Estas situaciones que en cualquiera persona normal provocarían una pena inmensa, mantienen a nuestro mandatario inalterable. Como si hubiera dicho un chiste que debería hacer reír a todo mundo y que sólo provoca su propia risa. Esta misma condición ha motivado también que el conocimiento de los psicólogos lo diagnostique como un ser desajustado mentalmente.

Han transcurrido cinco largos años y la farmacia del Seguro Social está agotada por órdenes suyas, sin sentir tampoco el mínimo dolor por las personas que sufren alguna afección y no encuentran la ayuda humanitaria del gobierno actual, y tampoco por los que mueren. Lejos de buscar una solución, se burla de la situación con su ya especial sonrisita sarcástica.

Esto también es visto por los psicólogos como una enfermedad. No obstante, la refuerza con el anuncio de crear una mega farmacia en la que todos los mexicanos podrán abastecerse y bastará un día para que en caso de que algún medicamente no exista en México, llegue de La India o China, por ejemplo.

Como si los médicos pudieran decir al paciente: “esta no la tenemos aquí. Pero hoy mismo la pediremos a Zimbabue y al rato se la damos”.

Entre sus múltiples funcionarios mediocres, figura la señora Claudia Sheinbaum, quien, pese a su incompetencia probada, que la ha convertido en mensajera de la muerte, es aplaudida por su máximo jefe y no obstante haber cercenado el cuello de muchos infortunados con su filosa guadaña, hoy está casi convertida en la candidata del partido en el poder, para sustituirlo.

En el diario Reforma encontré esta observación: “Mal andan las cosas en México cuando el gobierno federal y sus funcionarios culpan a jueces y magistrados de la inseguridad… y no a la falta de resultados de su política en contra de la delincuencia”.

“En días recientes, desde el presidente de la República hasta el subsecretario de Seguridad, pasando por el vocero presidencial y hasta el gris director del Sistema Público de Radiodifusión han venido diseminando la especie -o habría que llamarle mentira- de que los delincuentes salen libres por culpa del sistema judicial”. (Y también son herencia del pasado).

“Acusan a jueces, magistrados y ministros de liberarlos… pero nada dicen sobre el fracaso de las Fiscalías, tanto federal como estatal, para armar casos sólidos a partir de investigación y peritajes, no de supuestos o venganzas políticas. Desmantelar el sistema de justicia suele ser uno de los objetivos de los regímenes totalitarios para perpetuarse en el poder”.

Esto también se convirtió en una obsesión, desde que su candidata y a la Presidencia de la Suprema Corte no pudo hacerse de la misma, por el casi nada reprobable y delicado hecho de falsificar la tesis profesional que la convirtió en abogada y luego otro trabajo para transformarse en doctora en Derecho.

Ahora ha ordenado investigar a Xóchitl Gálvez hasta encontrarle el mínimo elemento que evite la competencia contra su elegida. Parece que aún no confía del todo en el fraude que muchos aseguran, ya tiene preparado.

De

Para DeReporteros

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