Por: CARLOS YARZA
Este fin de semana en las plazas de Las Ventas de Madrid y en la Maestranza de Sevilla, dijo adiós uno de los toreros más grande de la historia del toreo, es una pausa en su carrera, así lo anunció el matador Julián López “El Juli”, hace unos meses, la fecha llegó y el público se le entregó y le agradeció consiente de que posiblemente el de Madrid, no vuelva a vestir el traje de luces.
Las icónicas plazas se le entregaron, y es que Julián, así lo hizo, disfrutó al máximo, se sintió torero y dejo fluir su arte de capotes y muletas, no se guardó nada, simplemente se vació.
De Madrid, salió a hombros tras cortar dos orejas, en Sevilla, cortó una, pero la verdad que eso fue lo de menos, lo importante fue el sabor de boca que dejó y con el que él se quedó.
Atrás queda el niño precoz, que desde su infancia levantó la mano y dijo que él era un fenómeno del toreo,
lo cumplió, Julián López “El Juli”, debe estar muy contento, no por el fin de semana, sino por toda una carrera de entrega apasionada a la profesión que ama, que es la tauromaquia.
No se podía ir sin hacer un reclamo a las autoridades de la Ciudad de México, que por cuestiones legales tienen cerrada la Monumental Plaza de Toros México, la plaza de sus amores y la que fue el trampolín de su carrera, por ello el brindis a México, en agradecimiento y en reclamo por haberlo privado del placer de
despedirse de La México y su afición, y fue por ello tal vez que su última vuelta la dio acompañado de una bandera de México.
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