Cultura

Conoce la pila bautismal del siglo XVIII de la Misión de Caborca, Sonora

La pila bautismal y su aspersor de agua bendita, del siglo XVIII, pertenecientes a la Misión de Caborca, Sonora.

El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, refirió que “la pila bautismal forma parte de la gran historia de las Misiones de la Pimería Alta, a las que pertenece Caborca; la Misión de Caborca, actualmente Templo de la Purísima Concepción, exhibe la pieza al público”.

La pila corresponde a una pieza bautismal fabricada en el siglo XVIII, forjada en cobre, ovalada, con diseño multilobulado en floriforme, está grabada y pintada a mano en rojo y blanco, con motivos diversos de pétalos verdes y naranjas; contiene una tapa y un cerrojo de hierro remachado en forma de lágrima, cuyo uso principal se dio en el siglo XIX, como receptáculo de agua bendita en la antigua Misión de Caborca.

El otro bien cultural, complemento de la pila, es un aspersor de agua bendita, fabricado en cobre en el siglo XIX, con un asa para facilitar su uso dentro de las actividades que realizaban los clérigos; también fue labrado a mano. 

Las misiones de la Pimería Alta, representan un vasto patrimonio conformado por su arquitectura, órdenes religiosas, documentación histórica, expresiones estéticas, tradiciones indígenas y culturales. 

Estas misiones se encuentran en Arizona y Sonora, y han sido motivo de múltiples estudios y proyectos arqueológicos, arquitectónicos, antropológicos y de restauración.  

Esta gran región fue explorada por el misionero jesuita Eusebio Francisco Kino, en ella levantó, entre 1689 y los primeros años de 1700, más de 20 edificaciones misionales con mano de obra indígena, mismas que tras la expulsión de la Compañía de Jesús del Imperio español, por el rey Carlos III, en 1767, fueron acogidas por la orden de los franciscanos, hasta el siglo XIX. 

Arizona y Sonora no solo comparten una frontera, donde existe un vasto patrimonio prehistórico, prehispánico e histórico, sino también una herencia patrimonial y, con ello, la responsabilidad de preservarla con la participación de sus poblaciones respectivas.

Fotos: Cortesía

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