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Sebastián Godínez Rivera
Días antes de dejar la Casa Blanca, el todavía presidente, Joe Biden declaró en televisión nacional que “Hoy en día, está tomando forma en Estados Unidos una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicos y la oportunidad justa para que todos salgan adelante”.
Estas palabras fueron pronunciadas a cinco días de que su mandato terminara; cabe destacar que el octogenario demócrata tiene una preocupación válida por el futuro de los Estados Unidos. Hay incertidumbre sobre el segundo gobierno de Donald Trump y las políticas que implementará, sin embargo, las palabras de Joe Biden distan mucho de un análisis crítico y de la realidad norteamericana.
Por un lado, Biden habló del avance tecnológico, la desinformación y las amenazas a la prensa libre. Es cierto que las fake news y el avance de la tecnología en el mundo es una nueva preocupación para las agendas mundiales, empero, el presidente no descubrió el hilo negro. Incluso, cuando el ex Secretario del Departamento de Estado, Henry Kissinger, escribió su último libro sobre la inteligencia artificial, ya había advertido de estos riesgos y escenarios dentro y fuera de los Estados Unidos.
Las críticas son válidas, pero la enunciación que hizo de la aparición de una oligarquía en los Estados Unidos, no es un hallazgo. Incluso desde las Ciencias Sociales se han estudiado a los grupos que tienen injerencia en el gobierno, el gobierno de Trump no será el primero en la historia. Autores como Wright Mills, quien escribió La élite en el poder en 1956 ya había estudiado los grupos de poder y de interés que fungían como una fuerza paralela al gobierno de los Estados Unidos.
Ahora bien, la fusión del pensamiento ilustrado y el capitalismo desde el surgimiento de los Estados Unidos como un Estado moderno ha estado marcado por el papel de las élites y su relación con la presidencia. Específicamente, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, la Unión Americana se consolidó como una potencia capitalista en el mundo.
Basta con recordar el american way of life, la exportación del modo de vida americano dominado por los productos que facilitaban la vida humana, el bombardeo cultural a través de la música, el cine o las marcas. Todo esto no se exportó porque el gobierno tuviera una enorme capacidad de difundir ideas, sino que lo hizo de la mano de los grupos empresariales.
Ahora bien, referirse a una oligarquía implica remontarnos a la Grecia clásica y las formas de gobierno, en las que se menciona a esta como el gobierno de los más ricos, pero que tienden al despotismo. Es la forma pervertida por la élite económica, en ese sentido las afirmaciones de Biden pueden entenderse dentro de ese contexto. No obstante, los cimientos de Estados Unidos tienen raíces en los grupos económicos que sostienen parte de la economía.
Los poderes económicos están ligados a varios presidentes de la historia, aunque Donald Trump sea un magnate, no es el único que está ligado al dinero. Por ejemplo, están John F. Kennedy quien heredó los millones de su padre; Gerald Ford, ligado al famoso grupo automotriz Ford en los Estados Unidos; Lyndon Johnson quien era dueño de medios de comunicación y fue el primer presidente que tuvo un avión propio.
Como podemos ver, en Estados Unidos el dinero y el poder han estado juntos siempre, al punto que incluso desde los padres fundadores que presidieron la nación pertenecían a sectores acomodados como Thomas Jefferson, James Madison o el mismo George Washington quienes estaban ligados a la tenencia de tierras y esclavos. Lo único que ha cambiado es el patrón de acumulación de riqueza y los sectores de poder.
Incluso, el modelo estadounidense es uno de los más cuestionados por el papel que tienen las grandes corporaciones en el financiamiento de campañas. A través de los Comités de Acción Política (PACs) los empresarios destinan y apoyan al candidato de su preferencia y esto desbalancea el piso parejo de la competencia. Por otro lado, una forma de analizar a los grupos y su influencia en cada administración es a través de los perfiles de gabinete que por lo regular integran al sector petrolero, de armas, entretenimiento, comunicación entre otros a las carteras.
Los grupos de poder siempre han estado presentes en el tablero de la Unión Americana, sin embargo, ante el cambio tecnológico y la presencia de los titanes de la información en la toma de protesta de Trump es un mensaje contundente. Elon Musk como parte del gabinete, Mark Zuckerberg dueño de Meta, Jeff Bezos fundador de Amazon y Carlos Slim dueño de American Mobile fueron imitados. Los dueños del poder económico saben que no es una novedad y entienden el tablero de Estados Unidos.
Son entendibles las preocupaciones como las noticias falsas y la desinformación, pero tampoco aparecieron por generación espontánea. El llamado de Biden fue válido, sin embargo, aseverar la existencia de una oligarquía no tiene ninguna implicación; las élites en el poder siempre se han acomodado con la llegada de republicanos y conservadores a lo largo de los siglos. No es una novedad.
De
Para DeReporteros