
Por: MIGUEL CHÁVEZ
En los últimos años, las extorsiones y timos dirigidos a adultos mayores han tomado un giro alarmante en nuestro país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021, el 12.5% de los adultos mayores de 60 años reportaron haber sido víctimas de algún delito, y de este porcentaje, una parte significativa corresponde a fraudes y extorsiones. Esta situación no solo afecta la economía de nuestros abuelos, sino que también impacta su bienestar emocional y su calidad de vida.
Las nuevas tecnologías han facilitado la aparición de métodos más sofisticados de engaño. Los delincuentes utilizan llamadas telefónicas, mensajes de texto y redes sociales para acercarse a sus víctimas. Un ejemplo común es el “timo del nieto”, en donde los estafadores se hacen pasar por familiares en apuros, solicitando dinero urgentemente. Otro tipo, es cuando un individuo se hace pasar por funcionario gubernamental con información falsa, obtienen datos personales de la víctima, y luego con éstos, tramitan créditos o bien buscan que se les hagan depósitos en cuentas bancarias. Este tipo de fraude ha crecido un 30% en el último año, según reportes de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de la Ciudad del Gobierno Federal.
Además, el INEGI señala que el 60% de los adultos mayores no se siente seguro al utilizar servicios digitales, lo que los hace más vulnerables a estos engaños. La falta de familiaridad con la tecnología y la desconfianza hacia las plataformas digitales son factores que los delincuentes explotan para llevar a cabo sus fechorías.
Es fundamental que tanto las familias como las autoridades tomen medidas para proteger a nuestros adultos mayores. La información digerible y clara, es clave para alertar sobre los tipos de fraudes más comunes y cómo identificarlos puede marcar la diferencia. Las campañas de concientización deben ser una prioridad, y es responsabilidad de todos promover espacios seguros donde nuestros abuelos se sientan protegidos.
Por otro lado, es esencial que las autoridades refuercen las medidas de seguridad y permitan un acceso al sistema de justicia de manera más sencilla para la población vulnerable. La denuncia de estos delitos es crucial, ya que solo así se podrá tener un panorama claro de la situación y se podrán implementar estrategias efectivas para combatir este problema.
Es así que, las nuevas formas de extorsión y timo entre adultos mayores son una realidad preocupante que requiere atención inmediata. Protegerlos, es un deber de todos, y solo a través de la educación y la colaboración podremos reducir estos delitos y garantizar su bienestar. La seguridad de nuestros adultos mayores no debe ser una opción, sino una prioridad en nuestra sociedad.
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Para DeReporteros