Columnas

Trump en el congreso

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Sebastián Godínez Rivera

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump presentó un informe ante el congreso a casi mes y medio desde que asumió de nuevo las riendas de la Casa Blanca. Arropado por una mayoría republicana en los escaños y cobijado con la Doctrina Monroe, “América para los americanos”, el primer mandatario dejó claras sus intenciones expansionistas, pero con un cambio fundamental, Estados Unidos ya no es el garante de la libertad y la democracia, sino que ahora es promotor del iliberalismo.

Trump no dejó pasar la oportunidad para decir que Groenlandia es necesaria para garantizar su seguridad nacional. Su declaración no es menor, sino que está basada en el lebensraum, es decir, el espacio vital de una nación. Esta palabra la utilizó la Alemania nacionalsocialista en el siglo XX para justificar su expansionismo; ahora Trump pregona la necesidad de ese territorio perteneciente a Dinamarca para garantizar su seguridad.

Por otro lado, celebró que el Canal de Panamá haya sido arrebatado a China, pero afirmó que pronto le será devuelto a Estados Unidos. Así como el tema de Groenlandia, bajo el aura del águila calva, Trump quiere reivindicar la hegemonía de la Unión Americana sobre Latinoamérica. El republicano considera que el tratado Torrijos-Carter fue un error porque el canal representaba la vía por excelencia para el comercio internacional y una de las edificaciones más relevantes hechas por los estadounidenses.

Amparado en la doctrina Monroe, Trump considera que Estados Unidos tiene el derecho divino para hacerse con territorios, vías de comunicación y recursos naturales en pos de mantener la seguridad nacional. Cabe destacar que la lectura que se le ha dado al republicano está sustentada en elementos ideológicos que brindan una pincelada sobre su forma de actuar. A pesar de lo que se comentó en los párrafos anteriores, lo cierto es que Trump no es un político tradicional, por ende no se comporta como tal.

Como empresario y figura de la televisión, el presidente norteamericano actúa de acuerdo a sus enseñanzas plasmadas en sus libros de negocios; El toque de midas (2006), El secreto del éxito (2007) y Never Give Up (200). Los textos antes mencionados engloban las técnicas de negociación para triunfar en el mundo de los negocios, esto ha sido implementado en sus mandatos, por eso es importante entender que Trump ejerce el poder en Estados Unidos como un CEO y no como un presidente.

En el caso de Groenlandia y el Canal de Panamá lo que hace es doblar la apuesta y presionar a las partes opuestas para obtener mayores beneficios. El magnate es conocido por su forma agresiva de negociar y esto lo ha llevado al terreno público; Trump aspira a maximizar sus beneficios no en lo personal, sino como nación. No es casualidad que constantemente habla de la nueva edad de oro de Estados Unidos, una clara referencia a su toque de midas, es decir, la capacidad de convertir áreas de oportunidad en triunfos económicos.

Otra muestra de ello es la tensa reunión que tuvo con el mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky, quien salió molesto de la reunión y no firmó los acuerdos para que Estados Unidos explotara las minas de minerales raros. El pensamiento de Trump no funciona como el de un político tradicional, sino como un hombre de negocios que aspira a obtener los mayores beneficios; la Unión Americana es la empresa mayoritaria y las otras naciones son corporaciones más pequeñas que tienen o no capacidad de negociar vis a vis.

Ahora bien, su discurso no solo está plagado de verdades a medias o argumentos ideologizados y que respondan a las emociones, sino que tienen una fuerte carga de nacionalismo, proteccionismo y agresividad. Esto no es nuevo, pero el discurso del presidente está marcado por la reivindicación de la gloria perdida;  constantemente señala que otras naciones se aprovechan de ellos, pero harán pagar a los países que sacan provecho de los tratados ventajosos.

En este lugar están Canadá y México a los cuales ha señalado de no competir en igualdad de condiciones. Sin embargo, ha sido con el segundo con quien ha subido el tono y acusa al gobierno mexicano de estar cooptado por el crimen organizado. Esto debe ser analizado con cuidado porque por un lado su vecino del sur es la encarnación de todos los males que tiene Estados Unidos; pero también cuestionó que durante el gobierno anterior no se hizo lo suficiente para combatir el flujo de fentanilo y estupefacientes.

El republicano declaró “quieren agradarnos y por eso nos entregaron a 29 criminales, nunca antes visto”, un mensaje fuerte para México quien desde la llegada de Trump busca congraciarse con él. Sin embargo, como hombre de negocios él busca obtener mayores beneficios para demostrar al exterior que Estados Unidos sigue siendo una suerte de policía hemisférico, mientras que al interior, aspira a satisfacer a su base electoral que clama mayor presión sobre el vecino sureño.

La retórica trampista se basa en dos elementos esenciales: 1) la movilización emocional de sus seguidores a través de señalamientos hacia sus adversarios y socios; y 2) de acuerdo a sus tips de negociación, Trump presiona más a los líderes o personajes que se muestran intimidados o sin estrategias definidas. Con México y Canadá, está dispuesto a dañar sus economías y cimbrar los mercados, con el objetivo de que estas naciones cumplan sus designios, lo cual ha surtido efecto: 

1) Canadá: entró en una crisis interna llevando a la dimisión de Justin Trudeau al afirmar que se convertiría en el estado 51. Por otro lado, hundió a los liberales hasta el tercer lugar en la preferencias electorales, pero luego logró unificarlos y hacer que se posicionen nuevamente como la primera fuerza.

2) México: la presidenta aceptó enviar guardias nacionales en la frontera norte; presionó para el cambio en la estrategia de seguridad; y ha generado tensión en la fuerza dominante al punto de hacerlos ver como un gigante con pies de papel. 

En conclusión, el discurso de ayer en la noche estuvo marcado por su nacionalismo agresivo, los deseos expansionistas, pero también brindó mayores elementos para demostrar que no es un político común. El hombre de negocios aspira a reactivar los Estados Unidos por cualquier medio y con su toque de midas llevarlo a la nueva era dorada.

De

Para DeReporteros

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