Columnas

No debe haber unidad nacional

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Sebastián Godínez Rivera

Morena y el gobierno federal han visto que el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y sus avisos no son un discurso de campaña, se están concretando en acciones con las cuales el mundo se está viendo afectado. El republicano está haciendo realidad las deportaciones masivas, ha dejado claras sus intenciones de expansionismo y está siendo agresivo con sus pares de otras naciones.

México las ha tomado a la ligera, pues si bien el entorno es complejo y la situación adversa, cabe destacar que quienes asesoran a Sheinbaum, el gabinete y su lectura de la relación binacional es errónea. En algunos casos se nota la ignorancia de la administración mexicana, puesto que en un escenario en el que Trump ganaba la presidencia, los especialistas no analizaron las posibilidades e implicaciones de la correlación de fuerzas.

Trump no está haciendo nada que no haya dicho; desde su primer día firmó las órdenes ejecutivas como la salida del Acuerdo de París, catalogar a los narcotraficantes como terroristas entre otras. México en su tradicional papel reacciona a los dichos y hechos del mandatario norteamericano, sin una estrategia clave o acciones que sirvan para atender a las y los connacionales en la Unión Americana.

Mientras tanto, el gobierno morenista insiste en mostrar un discurso populista que es válido para el auditorio interno, pero no para el concierto internacional. Morena ha rogado la famosa unidad nacional en torno a Sheinbaum a todos los sectores del país, incluso a la oposición y a los que ha pisoteado. El oficialismo no pensó que tan solo cinco meses después de pasar sobre las y los trabajadores del Poder Judicial, necesitaría de otras voces para hacer frente al republicano.

En 2024, jueces, magistrados y trabajadores salieron a las calles para pedir diálogo, un freno a la reforma judicial y un respeto a sus prestaciones, Morena pasó por encima de ellos y dijo que no necesitaban de nadie para aprobar su reforma. Al contrario, se descalificó al personal de dicho poder, la academia y sectores que apelaban a la defensa del pilar que evitó la concentración del poder en el sexenio pasado.

Asimismo, varios sectores pidieron la permanencia de los órganos constitucionales autónomos, pero Morena insistió en utilizar su aplanadora y los extinguió de un plumazo. Ahora los trabajadores de dichas instituciones viven en la incertidumbre por su futuro, pero conscientes de que fueron ignorados. Ahí Morena solo destacó que “el pueblo” votó por esas reformas para derrotar los vestigios del régimen de corrupción y neoliberalismo que se implantó en México desde 1982.

La fuerza gobernante apela al populismo y el nacionalismo mexicano que es característico de ellos; como si de 1945 se tratara apelan a la unidad nacional. En ese entonces, México entraba a la Segunda Guerra Mundial, luego de que las potencias del eje hundieron dos barcos petroleros. El entonces ejecutivo, Manuel Ávila Camacho llamó a todos los expresidentes vivos y desde Palacio Nacional dio un mensaje en torno a la unión de la ciudadanía, político, grupos y la familia revolucionaria para que México enfrentara la conflagración.

Hoy México no se encuentra en un escenario actual, pero sí ante un ejecutivo estadounidense que pretende someter al mundo a través de los aranceles. La disputa ahora se da porque con un discurso agresivo, Trump está señalando a su vecino del sur de no combatir al crimen organizado y permitir la entrada de inmigrantes. Mientras tanto, el oficialismo insiste en llamar a la unidad nacional por la amenaza que representa el magnate estadounidense; Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña, Juan Ramón de la Fuente entre otros han pedido la unión de todos los sectores de la población.

Incluso la presidenta ha dicho que se necesita la unidad de todo el país, pero no tardó en señalar que quienes no apoyen son traidores a la patria. Desde ese punto, la unidad se quiebra, porque el oficialismo estigmatiza a quienes no piensan como ellos; además, no es la primera vez, puesto que cuando se votó en contra la reforma eléctrica, Morena declaró que toda la oposición era traidora, debería ser fusilada y escupida.

El partido gobernante busca ganar la unión mediante amenazas e intimidación, aunado a la forma en la que se han comportado pisoteando la Constitución y a quien no piensa como ellos. Es entendible que diversos sectores aspiren a cerrar filas frente al enemigo exterior, cuando Morena se ha erigido como fuente de la verdad, el poder y las leyes. Lamentablemente, el escenario no es benéfico para México, sin embargo, ellos han cosechado lo que sembraron y la división del país por primera vez la perciben en casi seis años y medio de administraciones guindas.

De

Para DeReporteros

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