Sebastián Godínez Rivera
A los 95 años de edad murió en el exilio, la ex presidente nicaragüense, Violeta Barrios viuda de Chamorro. Las redes sociales se han inundado de memorias, videos de la entonces presidenta, fotografías y condolencias, sin embargo, es importante entender a Violeta como parte de una nueva generación de líderes que tomaba el poder tras el derrumbe de los autoritarismos en el mundo.
Samuel Huntington concibe la tercera ola de la democratización como un periodo de tiempo en el que los autoritarismos de diversas partes del mundo veían su fin. Ubicado cronológicamente entre 1978 y 1991, Nicaragua pertenecía al abanico de autoritarismos militares, pero que en Ciencia Política se les denomina regímenes sultanísticos; estos se caracterizan por el nepotismo en toda la estructura del poder, los altos índices de corrupción, la falta de una ideología clara y que el poder reside en el personaje que ejerce el poder, en este caso la dinastía Somoza,
El país centroamericano era azotado por las fuerzas que buscaban la democratización y el autoritarismo que se aferraba al poder. Sin embargo, la violencia escaló cuando en 1978 el director del diario La Prensa, Joaquín Chamorro murió en un polémico accidente de auto en el cual se señala como culpable al somocismo. Esto detonó protestas, la radicalización de los sandinistas y erosionó la dictadura, en 1979 Somoza abandonaría el país.
Sin embargo, las oficinas de La Prensa donde también trabajaba Violeta Barrios fueron bombardeadas el 11 de junio de 1979, ese mismo día ella aceptó formar parte de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, la cual buscaba sanear al país de los saldos de la dictadura. En ese mismo año el sandinismo triunfó y derrocó al dictador, lo cual devino en la instauración de un gobierno revolucionario.
Un año más tarde, Violeta Barrios renunció a la Junta de Gobierno puesto que la mayoría de sus miembros aspiraba a copiar el modelo cubano, desafiaba la libertad de expresión y cada vez se alejaba más de la democracia (quien lo diría, Daniel Ortega volvería al poder en 2006 y terminaría instaurando una dictadura de izquierda). En ese entonces, el gobierno surgido de la guerrilla era encabezado por Daniel Ortega; luego se hicieron los preparativos para los primeros comicios democráticos en 1984.
Ortega ganó el poder, mientras que Violeta fue una férrea crítica del rumbo que estaba tomando el país, lo cual le ganó el rechazo del sandinismo. Durante los años ochenta del siglo pasado, Estados Unidos no quería más gobiernos de izquierda o que se alinearan con los soviéticos, lo cual alentó una serie de operaciones contrarias al sandinismo. El partido gobernante comenzó a acusarla de trabajar para la CIA y ser un alfil del imperio en el país para frenar las conquistas revolucionarias.
Para los comicios de 1990, la Unión Nacional Opositora (UNO) se enfrentó al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en lo que todos los pronósticos daban como perdedora a la oposición. El día de la jornada el Consejo Supremo Electoral anunció que la UNO ganó con el 54% de los votos y el FSLN tuvo el 40%. Con esto Violeta Barrios se convirtió en la primera presidenta electa de la región y la tercera en ocupar la primera magistratura de un país latinoamericano.
La administración Chamorro se caracterizó porque adoptó un ajuste económico profundo para sanear las finanzas públicas y un país que continuaba desgastado por la guerra. Cuando asumió el poder, la opinión pública la consideraba sin experiencia, ignorante y que un séquito de hombres gobernarían a través de ella, hasta que en una entrevista, ella declaró “Ya sé que dicen que soy completamente analfabeta, pero no me importa, por un oído me entra y por el otro me sale; yo mando en la UNO y nadie me dice lo que tengo que hacer… Aquí la única que manda soy yo, Violeta Barrios de Chamorro»
No eran retos menores los que Doña Violeta, como se le llama coloquialmente, encabezó un proceso de desarme profundo para subsanar las heridas de la guerra. Recibió una economía estancada y con empresas improductivas e impulsó la reconciliación nacional que aún lastimaba a las familias de la nación centroamericana. Recorrió todo el país con el objetivo de acercarse a toda la población y con ello fortalecer los brazos entre nicaragüenses.
Consciente de que la Revolución Nicaragüense tenía poco, negoció con algunos sectores del sandinismo, lo cual le ganó críticas como permitir la continuidad al frente del Ejército Popular de Humberto Ortega Saavedra, hermano de Daniel y considerado un exponente de la línea dura del sandinismo. Esto generó que la coalición que la apoyaba se alejara de ella y solo tuviera respaldo de algunos miembros sandinistas y de la plataforma Proyecto Nacional.
Un momento álgido de su administración fue la reforma constitucional de 1987 de las cuales Chamorro impulsó el cambio de nombre y optó la despolitización del Ejército, abolió el servicio militar obligatorio, impulsó la garantía de la propiedad privada y redujo el periodo presidencial de seis años a cinco. Empero, estas reformas de alto calado al sistema político nicaragüense lo cual generó tensiones entre el poder ejecutivo y el legislativo, lo que se tradujo en cuatro meses de parálisis legislativa.
Finalmente, doña Violeta gobernó hasta el 10 de enero de 1997, cabe destacar que entonces no estaba permitida la reelección y ella cedió el poder a Arnaldo Alemán Lacayo. Si bien, el gobierno chamorrista no fue perfecto, hizo lo que pudo con los elementos que tenía a la mano. Sobre todo, en tiempos de transición es difícil tener avances profundos puesto que los actores y estructuras del régimen anterior se mantienen y siempre existen los impulsos por destruir la semilla democrática.
Violeta Barrios de Chamorro ha ganado un lugar en la historia como parte de las y los mandatarios que asumieron el poder durante la tercera ola de la democratización y en medio de un mundo bipolar que llegaba a su fin. Doña Violeta presenció desde el exilio cómo una democracia germinal fue asesinada por quien pretendía liberarla de Somoza y la instauración de un régimen autoritario que perseguía a la oposición, el sometimiento de todos los poderes y el enquistamiento de un hombre que pregonó la libertad y luego la asesinó.
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