Sebastián Godínez Rivera
El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump tuvo un cumpleaños número 79 años agridulce, derivado de su conmemoración por los 250 años del ejército estadounidense. Más allá de las imágenes de protestantes que incomodaron al ejecutivo norteamericano, fue la poca afluencia lo que terminó por coronar la celebración.
Cabe destacar que empalmar el nacimiento del ejército con los 79 años de Trump es un mensaje contundente, la erosión de la institucionalidad y el agotamiento del liberalismo en esta nación. Trump utilizó esta fecha para mandar un mensaje claro al mundo, el hombre fuerte soy yo; cuando uso este término no me refiero a que tenga un control férreo de todo el país, sino a los marcados rasgos personalistas que ha impregnado en las instituciones.
Ahora bien, los desfiles como lo han dicho estudiosos de la Seguridad Nacional y armas no son solamente como una conmemoración para impulsar el nacionalismo, sino que también representan muestra del poder armamentístico. En diversas ocasiones, estos desfiles están marcados por el liderazgo fuerte de algunos personajes como Vladimir Putin y el desfile del ejército y tanques frente al Kremlin; en Corea del Norte, KIm Jong Un saluda al ejército popular norcoreano que muestra los misiles; por otro lado, el retrato de Mao Tse Tung colgado en Tiananmen observa el desfilar de las fuerzas chinas.
Estas muestras de poder son síntoma del mundo multipolar que se va construyendo y de los intereses de los viejos y nuevos autoritarismos que hoy proliferan en el mundo. Pero en países democráticos, los desfiles militares son más, descafeinados, puesto que el poder no es ejercido por perfiles belicistas o que se han enquistado en el poder. Reino Unido y Francia son ejemplos de ellos, en el primero el jefe de Estado, Carlos III, encabeza el desfile desde el balcón de Buckingham, mientras que en el segundo, Emmanuel Macron presencia el pasar de las fuerzas armadas desde los Campos Elíseos.
En el caso particular de Estados Unidos, Donald Trump busca posicionarse como el líder iliberal de occidente y abanderado de la derecha radical que aparece en todo el orbe. El inquilino de la Casa Blanca gastó cerca de 45 millones de dólares para contar con una escenografía para presenciar el paso de tanques y militares. Trump no solamente es un ególatra, sino que esto se tradujo a la realidad, porque él reconoció que desde 2017, cuando presenció el desfile de la Toma de la Bastilla en Francia, que quería un desfile así para la Unión Americana.
Sin embargo, su festejo 79 se vio opacado por la ola de protestas en todo el país que piden un alto a las redadas contra migrantes, cuestionan los delirios autocráticos y protestan por la forma en la que ejerce el poder. Aunado a lo anterior, en redes sociales circulan diversas fotografías en redes sociales en las cuales se percibe poca afluencia y bajo interés por parte de la ciudadanía que concibió esta celebración como un festejo innecesario centrado en el presidente más estridente que ha tenido la Unión Americana.
El republicano no es más que un alfil más de la ola de autoritarismo que recorre el mundo y promociona los valores iliberales. En el libro, La derrota de Occidente de Emmanuel Todd se aborda que Rusia exporta los valores autoritarios y han sido tan efectivos que las naciones occidentales se ven seducidas por estos. Thomas Piketty en Capital e Ideología, destaca la que los nuevos liderazgos que él llama, nativistas, son producto del malestar con el modelo de desregulación económica y que rechaza el proceso de globalización que inició en los años ochenta.
Independientemente de las posturas, la llegada de Trump a la presidencia en 2017; el Asalto al Capitolio; la trumpización del Partido Republicano desde 2021 a 2024 y la exclusión de perfiles moderados son muestra del creciente proceso de autocratización. A esto se suman los desplantes a la prensa, los ataques contra la comunidad de la diversidad sexual, el capricho del desfile militar en su cumpleaños y el rumor de que Trump debería tener otro mandato en 2028 han reconfigurado el tablero interno y geopolítico.
De
Para DeReporteros

