Columnas

Guerra cartográfica en Estados Unidos

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Sebastián Godínez Rivera

El gerrymandering, conocido en Ciencia Política como una estrategia de manipulación de los distritos electorales en Estados Unidos ha despertado una batalla entre dos gobernadores de Estados Unidos. El republicano de Texas Greg Abbott y el demócrata de California, Gavin Newsom, anticiparon la disputa por el congreso para las elecciones de 2026; el primero creó más distritos que favorezcan la mayoría republicana que ostentan actualmente, mientras que el segundo pretende garantizar la estabilidad del mapa electoral.

El tema cobró relevancia a finales de julio y principios de agosto, cuando el vicepresidente J.D. Vance visitó Indiana para sugerir al gobernador, Mike Braun, modificar los distritos. Esto en medio del llamado del presidente Donald Trump para que los estados gobernados por los republicanos hagan lo mismo. El objetivo es garantizar mayorías del oficialismo en el congreso y de esta forma mermar la actuación demócrata en el congreso.

Texas fue el primer estado que aprobó la modificación de los distritos electorales en medio de tensiones en el congreso local y con amenazas del gobernador Abbott de encarcelar a los legisladores demócratas que no se presentaran. La modificación del mapa texano implica sumar 5 distritos republicanos, reducir la presencia de las minorías y establecer distritos que no son competitivos para la oposición.

Ahora bien, una ola de cambios en los distritos electorales no solo implica modificaciones a la cartografía, sino la distorsión de la voluntad popular; en democracia las personas eligen a sus representados y no al revés. El uso del gerrymandering ha estado marcado por modificaciones que van desde la autoridad que puede realizar los cambios: el gobernador, el congreso, comisiones integradas por poderes del estado, comisiones independientes o designaciones de otros cuerpos.

Sin embargo, la alteración de los distritos implica una transgresión de la representación, porque se consolidan mayorías artificiales a costa de las minorías. En el caso texano, el congreso aprueba los cambios, pero necesita del quórum necesario para sesionar, a pesar de que los republicanos son mayoría, necesitan de los demócratas. Empero, no todos los casos son iguales, por ejemplo California.

El estado gobernado por Newson ha llamado a elecciones especiales el 4 de noviembre de este año para que la ciudadanía vote la redistribución de escaños que se propone. Al igual que en Texas, en California se busca crear 5 distritos adicionales que den ventaja a los demócratas y con ello generar un balance rumbo a 2026.

Los mapas elaborados deberían ser aprobados en el congreso y el senado californiano, donde los demócratas tienen la mayoría. Ahora bien, la aprobación de este mapa solo entraría en vigor si los estados republicanos continúan con sus planes de aprobar estas modificaciones, las cuales solo tendrán vigencia hasta 2030 y luego devolvería el poder a la comisión independiente. California podría enfrentar problemas, puesto que desde 2010 una comisión elabora los mapas; la propuesta ha despertado inconformidad entre los republicanos como el exgobernador y actor, Arnold Schwarzenegger.

Los republicanos han acusado al gobernador de California de establecer reglas inequitativas y aspirar a la consolidación de su poder rumbo a los comicios de 2028, donde Newson aspira a participar. El mandatario californiano ha señalado a su par de Texas de cumplir con los deseos de Trump y hacer arreglos en lo obscuro para dinamitar la democracia. No obstante, en ambos casos lo que se está lacerando es la democracia.

A pesar de ser una conducta legalizada, reglamentada y practicada esto es una forma de dinamitar los equilibrios en los propios estados, lo cual se traduce en un desgaste de la representación. Esto ha inaugurado una lucha entre estados, puesto que Florida o New York a través de sus gobernadores han declarado que de aprobarse esos cambios, también podrían aprobar los suyos.

El escenario es claro, Trump busca fortalecerse en las elecciones intermedias y luego heredar una mayoría a quien ha calificado como “su sucesor”, el vicepresidente J.D. Vance. Mientras que Gavin Newson busca ser el contendiente de los demócratas para 2028. En ambos casos la ambición política está socavando la voluntad popular, los votos y alterando las mayorías que pudieran obtener los partidos.

En estos estados los mapas han desencadenado una guerra de mapas, esto no solo se traduciría en una crisis cartográfica, sino en un debilitamiento de la democracia la cual se ha visto afectada desde el primer gobierno de Trump. Otras entidades como Illinois, New York, Maryland o Indiana han dejado claras sus intenciones para modificar los distritos. Ahora bien, de lograr nuevos mapas electorales, estos terminarían en la Corte la cual se encargaría de avalarlos o rechazarlos, lo cual no sólo extendería la disputa por escaños a otro poder el cual sería objeto de presiones.

De

Para DeReporteros

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