Por: ARMANDO RÍOS RUIZ
México ha sufrido desde 2018, quizá la peor devastación de su historia. Los gobiernos anteriores a Morena, si bien no fueron perfectos y si también fueron corruptos, respetaron las formas y jamás se atrevieron a voltear a ver hacia la dictadura.
Después de la Revolución de 1910 y una vez que se estableció la paz, hubo presidentes que soñaron con la reelección, pero no llegaron a más.
Todo quedó en el deseo. Nadie se atrevió a reformar la Constitución en aras de perpetuarse en el poder. Plutarco Elías Calles gobernó a través de otros, como Abelardo Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Emilio Portes Gil. Sus ansias quedaron truncas cuando impuso a Lázaro Cárdenas y el “Tata” lo hizo expulsar. Antes de dejar el país, durante su presidencia, había hecho reformas constitucionales para imponer la reelección, siempre y cuando no fuera inmediata.
Miguel Alemán impulsó su reelección por medio de su secretario particular y su jefe del Estado Mayor Presidencial, con la creación de un partido político para el caso, denominado “Artículo 39”, que habla de la residencia del poder en el pueblo y se instituye para beneficio de éste.
Carlos Salinas de Gortari también buscó la reelección. Solicitó a José Córdoba Montoya la consulta a los mejores constitucionalistas y el estudio del pasaje histórico que comprendió los años 1880-1884, en busca de un resquicio legal que le permitiera repetir. Porfirio Díaz impuso en la Presidencia de México a Manuel González, quien había peleado a su lado en varias batallas.
Pero llegó el día en que arribó a la Presidencia un hombre que inmediatamente comenzó a dar muestras de su total ausencia de respeto a las leyes, para quien la Constitución no era más que un libro con artículos inservibles, sin sustancia ni valor. La ninguneó. La despreció y se erigió él mismo en la ley más valiosa y poderosa que jamás hubiera existido en nuestro suelo, con exclamaciones de “¡no me vengan con que la ley es la ley!” Ésta se convirtió en la palabra de un solo hombre. Y… se impuso el desorden.
Hoy, la ley se aplica con airado encono en contra de periodistas que no son afines a Morena, quienes han comenzado a sufrir el acoso de los reyes que mandan. Los verdaderos delincuentes son respetados y hasta tienen licencia de imponer mandatarios de todo tipo. Dejó de existir la investigación policíaca y la persecución del delito, seguramente porque el gobierno está rebasado
Acaban de asesinar de manera vil y cobarde en Veracruz, a la maestra jubilada Irma Hernández, quien manejaba un taxi para aumentar sus ingresos. La obligaron a redactar y firmar un papel en el que pedía a sus compañeros el pago de piso. La gobernadora r
Rocío Nahle dijo que murió de un paro por el infarto que le produjo la violencia que padeció. ¡Qué consuelo! ¿Y darán con los asesinos?
En varios estados, las denuncias en contra de los comunicadores han comenzado a menudear y apuesto doble contra sencillo, a que en unos cuantos días más se convertirán en el pan nuestro de cada día. A partir del primero de septiembre tomaron posesión los nuevos juzgadores del también nuevo Poder Judicial, al servicio de las autoridades, que seguramente les darán el gusto de aplicar la justicia de acuerdo con los pedidos especiales. No conforme a la ley.
En las redes sociales se ha hecho viral un video del Canelo Álvarez, campeón mundial de box, erigido en defensor de un periodista. Dice: “señora Sheinbaum: no está bien encarcelar a una persona por dar su opinión sobre su gestión en el gobierno. Lo que puede hacer ahora es liberar de inmediato al periodista Luis Castilleja. No pueden encarcelar a un mexicano sólo por pensar diferente”.
Está acusado de Incitación al odio y de atentar contra la estabilidad institucional. Este es un delito de nuevo cuño. Pero el que atenta contra la estabilidad institucional es el propio gobierno, que con estas actitudes conforma un estado de conciencia colectiva en su contra.
Héctor de Mauleón fue denunciado por violentador de género, por hablar de las redes de tráfico de combustible y sus nexos con el Poder Judicial de Tamaulipas.
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