Columnas

Presencia incómoda

Por Martín de J. Takagui

Tras las rejas colocaron el domingo pasado a los incómodos; al emitir su mensaje por haber cumplido un año en el poder, la presidenta Claudia Sheinbaum mantuvo a distancia a quienes ya se muestran como personas incómodas en las altas esferas del segundo piso de la cuarta transformación.

Los coordinadores parlamentarios del Senado de la República, Adán Augusto López y de la Cámara de Diputados, ambos de las mayorías morenistas tuvieron que ver de lejos a su presidenta, pues sus lugares estuvieron entre los más cercanos, pero separados por una reja de esas que ponen para que no se le echen encima a Claudia Sheinbaum durante las caminatas y saludos entre multitudes.

Para nada puede pasar desapercibido, se trata de mensajes políticos muy claros, mensajes que, tan solo para Adán Augusto, el ex secretario de gobernación de la planta baja de la cuarta transformación, o sea durante el sexenio pasado era el segundo hombre en importancia de este país, era el secretario del interior, el hombre fuerte, quien representaba en cualquier conflicto interno al Presidente de la República.

Pero no es la primera vez que su presencia incomodó, ya que la semana pasada, durante la comparecencia de Rosa Icela Rodríguez ante el pleno de la Cámara de Senadores, con motivo de la glosa del primer informe presidencial, al despedirse de los senadores, algunos de ellos, incluso de la oposición se acercaron y se despidieron de ella con un beso en la mejilla.

La secretaria Rodríguez se acercó a saludarlo, pero cuando el tabasqueño paró el pico para darle besito, la secretaria de Gobernación se hizo a un lado y, como dice la canción, “el beso que negaste, ya no lo puedes dar”.

Ya, pase lo que pase, no solamente le negó el beso, sino que todos los mexicanos lo pudimos ver en los medios de comunicación y, luego lo mandan tras las rejas en el evento de la presidenta, la verdad es que no se trata de un detalle cualquiera o de un asunto de descuido político, está más que cantada la bronca o, por lo menos la distancia hacia el corrupto del sexenio.

En la política no hay pérdida de memoria hace seis meses un supuesto descuido, también en el Zócalo de la Ciudad de México, dejó sin saludo presidencial a estos dos coordinadores parlamentarios, así como a Manuel Velasco, del Partido Verde Ecologista de México y que también el domingo pasado fue refundido tras las rejas, igualito que Andy López Beltrán, entre otros, no se dieron cuenta de que la presidenta estaba pasando por donde tendrían que saludarla y la jefa del Ejecutivo les hizo ver que estaban distraídos en lugar de estar atentos a saludarla.

En aquella ocasión hasta Luisa María Alcalde, presidenta del Partido Morena también cayó en la irresponsabilidad y falta de atención a su jefa, pero, como lo digo aquí arriba, la memora política prevalece y para evitar eso, además de la incomodidad que representa la presencia de un personaje señalado como el más corrupto de la cúpula morenista, mejor los dejaron fuera del alcance.

Adán Augusto, lo hemos dicho, no es cualquier político, es el casi hermano de López Obrador, de quien se rumora que sigue gobernando, pero no puede ser fácil mantener una relación de cercanía desde la primera magistratura del país, con un coordinador parlamentario que presume que en dos años su trabajo y la prestación de servicios profesionales en algunas empresas, además de su labor como coordinador legislativo le dio para ganar lícitamente 109 millones de pesos en dos años.

Vaya injusticias que viven algunos políticos.

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