Columnas

Ojos de Calígula y labios de Marilyn Monroe

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Sebastián Godínez Rivera 

El 13 de octubre de 2025 se cumplieron 100 años del nacimiento de Margaret Thatcher, apodada la Dama de Hierro. El título de este texto surgió de la frase del entonces presidente francés, Francois Mitterrad, cuando se le preguntó sobre ella. Thatcher no solamente fue la primera mujer en ejercer el cargo de primera ministra en Reino Unido (1979-1991) sino que encabezó uno de los periodos más convulsos.

Su figura es polémica, para algunos revitalizó y devolvió la grandeza a su nación con la Revolución Conservadora de los años ochenta. Mientras que para otros, es una de las peores jefas de gobierno que ha habido por su política agresiva contra los sindicatos y las empresas estatales. Un personaje con varios claroscuros que no solamente marcó a su nación, sino que generó su propia corriente política dentro del Partido Conservador y heredó un modelo que fue abrazado por los laboristas.

Margaret Thatcher se caracterizó por desafiar a la élite que encabezaba a los conservadores y cambió la brújula política en tiempos de inestabilidad. Desde que fue parlamentaria en Westminster fue objeto de burlas como lo relata en su autobiografía The Downing Street Years. Uno de los episodios más llamativos fue que al ser nombrada Ministra de Educación en el gobierno de Eduard Heath era la única mujer en el gabinete.

Ella relata que al haber sido la única mujer no había baños exclusivos; entonces sus compañeros optaron por crear uno. Cuando abrió la puerta notó que había una plancha y un burro, así como unas cazuelas que decían “las mujeres trabajan en la cocina”. Durante la crisis de los años setenta en el mundo, Heath tuvo problemas para ejercer el poder frente a los sindicatos que se negaban a realizar sus labores.

Thatcher decidió enfrentarse al primer ministro por el liderazgo de los conservadores, el cual ganó; un año después ganó la mayoría del parlamento. Cuando asumió como primera ministra, una mujer proveniente de la clase media, fue desafiada por los principales colaboradores quienes pertenecían a los grandes empresarios, nobleza y terratenientes. La jefa de gobierno optó por cambiar la totalidad de su gabinete, bajo el argumento de que “si Reino Unido quiere cambiar, entonces los bravucones de mi gabinete deben salir”.

Para 1982 comenzó con la revolución monetarista y las privatizaciones, de acuerdo a la Escuela Austriaca de Economía representada por intelectuales como Milton Friedman y Friedrich Hayek. La empresas públicas y minas que tenían déficit fiscal fueron privatizadas; esto despertó enfrentamientos con los principales sindicatos los cuales fueron sometidos con violencia. Conforme avanzó su gobierno los laboristas y sindicatos se vieron mermados.

Otro reto que enfrentó fue a la guerrilla irlandesa, que busca la reunificación de Irlanda e Irlanda del Norte. El Ejército Republicano Irlandés (IRA) exigió que los presos fueran tratados con decencia y adquirieran el estatus de “políticos”, para esto hicieron huelgas de hambre. Thatcher declaró “crimen es el crimen y nada más que el crimen; no hay nada de político”. En 1984 fue víctima de un ataque terrorista del cual salió ilesa, en el Hotel Brighton

En el terreno internacional forjó una estrecha relación con el presidente estadounidense Ronald Regan que también impulsó la desregulación económica. Se opuso a las sanciones contra el Apartheid en Sudáfrica; llegó a decir que el Congreso Nacional Africano de Nelson Mandela era una organización terrorista. Se opuso a la Comunidad Europea (antecedente de la Unión Europea) porque consideraba que un órgano de esta índole no debía tener tanta injerencia sobre los países.

Recibió cálidamente a Mijail Gorvachov, soviet supremo de la Unión Soviética; impulsó la caída del socialismo y la reunificación de Alemania con la caída del Muro de Berlín (1989). Uno de los episodios que marcó su gobierno fue la Guerra de las Malvinas en 1982 cuando la dictadura argentina de Leopoldo Galtieri las reclamó como suyas, producto de la crisis del régimen autoritario. Se generó una escalada en la que los ingleses resultaron vencedores.

Thatcher fue uno de los primeros casos de estudio sobre la presidencialización de los sistemas parlamentarios. Es decir, el primer ministro adopta un aura presidencial en la que se antepone sobre el partido, los consensos y su imagen crece en la opinión pública. Politólogos como Thomas Poguntke y Paul Webb estudiaron el gobierno de la primera ministra y encontraron indicios de cambio en el “ADN del parlamentarismo”, entendido como gobierno de partidos, los cuales dieron paso a una presidencialización.

Esto se puede comprobar porque durante las elecciones a las que se presentó Margaret Thatcher triunfó, incluso en 1989 cuando había rumores de ruptura frente a Anthony Meyer, ella se impuso sin problemas. Thatcher moldeó el Partido Consevador de una visión tradicionalista en términos elitistas a una moderna, monetarista y neoconservadora. Su influencia ha marcado a diversos primeros ministros que le sucedieron como John Mayor, Theresa May, Boris Johnson y Liz Truss.

Su ideología en lo económico marcó hasta al primer ministro laborista Tony Blair quien postuló la tercera vía, es decir, combinar elementos de la liberalización económica con la agenda social. La ex primera ministra fue parte del final de la Guerra Fría; incluso pareciera que su liderazgo comenzó a eclipsarse a la par del derrumbe del socialismo real (1991). En 1990 el vice primer ministro, Geoffrey Howe, renunció por la oposición de Thatcher para adoptar la moneda única europea.

Los conservadores apoyaron a Michael Heseltine quien peleó la dirección del Partido Conservador. Luego de una audiencia con su gabinete y con la Reina Isabel II dejó el cargo y acusó a sus correligionarios de un golpe de estado y traición. Para 1991 Thatcher dejó el 10 de Downing Street en medio de lágrimas. Regresó al parlamento en 1992 y luego dejó el cargo, diciendo que “odiaba ahora venir a este lugar”, producto de su dimisión en 1990.

Tras su salida del gobierno fungió como asesora geopolítica de una cigarrera, fue rectora honoraria de la Universidad  William y Mary en Virginia y también de la Universidad de Buckingham. En 1992 fue nombrada baronesa y tuvo un asiento en la Cámara de los Lores donde se dedicó a criticar el Tratado de Maastricht (antesala de la Unión Europea). Uno de sus legados más polémicos fue que pidió la liberación del ex dictador chileno, Augusto Pinochet, apelando por su estado de salud y avanzada edad.

Margaret Thatcher fue polémica durante y después de su paso por Westminster. Sus últimos años estuvieron marcados por la demencia, confundía la Guerra de las Malvinas con la de Bosnia; olvidó que su esposo Denis había muerto y fue víctima de diversos accidentes cerebrovasculares. Murió en 2013 en un hospital; la noticia fue difundida por todo el mundo.

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Para DeReporteros

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