Por ahora el presidente argentino puede saborear su victoria y articular sus movimientos para la segunda mitad de su gobierno el libertarismo está vivo y pujante
Sebastián Godínez Rivera
Las elecciones legislativas de Argentina demostraron dos cosas: 1) un error en los estudios demoscópicos (encuestas) y 2) la fortaleza que ha cobrado La Libertad Avanza (LLA) de la mano de Javier Milei. Diversos textos, análisis se escribieron desde la semana pasada sobre los factores que dieron un triunfo al ejecutivo libertario. Bueno, ahí va el mío desde la política comparada.
Tras la derrota del oficialismo en las elecciones de Buenos Aires en septiembre, se consideró que los libertarios bajarían su porcentaje de votación producto de la confrontación, la polarización y las dificultades económicas. Es pertinente señalar que los partidos de reciente creación en el mundo han crecido significativamente como Alianza-País en el Ecuador, Morena en México, Nuevas Ideas en El Salvador (antes de 2022) o En Marche en Francia.
Una característica que une a los institutos políticos mencionados con antelación es que se fundaron en medio de coyunturas electorales, lo que les permitió captar votos. Asimismo, varios de estos están o estuvieron cimentados en el personalismo de un líder; Rafael Correa hasta 2017, López Obrador, Nayib Bukele y Emmanuel Macron. LLA es el partido de Milei, surgido del malestar con la clase política tradicional, el peronismo y que derrotó en 2023 a Sergio Massa, abanderado del justicialismo.
Bajo la ideología del libertarismo Milei prometió el saneamiento de las finanzas públicas y con ello el nacimiento de una nueva Argentina. Los escándalos de corrupción, la disputa con la vicepresidenta Verónica Villarroel y el acercamiento con Estados Unidos fueron temas que el peronismo cuestionó, pero no cobraron factura. Milei es un líder carismático que logró canalizar la frustración del electorado a su partido, a esto se suma que creció a través del debilitamiento de la Unidad Cívica Radical y el PRO.
Las cifras muestran que en la nueva conformación del congreso, LLA fue la única fuerza que creció de forma importante, pasó de 8 legisladores a 93. Mientras que otras fuerzas políticas perdieron como el PRO -21, los radicales -11, democracia para siempre -9, coalición cívica -4, la izquierda -1 y otros partidos -9. Por otro lado, el justicialismo solo perdió 2 escaños, lo cual los mantiene como la primera fuerza legislativa.
Las disputas con Villarroel en su momento fueron vistas como sinónimo de inestabilidad, no obstante, la historia argentina está llena de divorcios entre la presidencia y la vicepresidencia. Algunos de los casos más sonados han sido Fernando De la Rúa y Carlos Álvarez (2000-2001), Néstor Kirchner y Daniel Scioli (2003-2007), Cristina Kirchner y Julio Cobos (2007-2011) y Alberto Fernández y Cristina Fernández (2019-2023).
Las tensiones entre Milei y Villarruel no eran una novedad, si bien, mostró la debilitado interna y el personalismo del partido libertario, esto no pasó factura. Por otro lado, en el peronismo existe una disputa entre liderazgos, Cristina Fernández con una figura anquilosada que sirve como factor de movilización, pero también de crítica. Del otro lado, los herederos del justicialismo, Axel Kiciloff que aspira a renovar el partido.
Los gobernadores también fungen como un factor de poder dentro del partido, lo que ha generado que el justicialismo aspire a una renovación en medio de cambios radicales. La victoria en Buenos Aires generó una expectativa de fuerza y quizá un exceso de confianza que se tradujo en subestimar al adversario. Milei las últimas tres semanas recorrió el país, lo que algunos consideraron un acto de desesperación, en realidad fue un robustecimiento de la sus seguidores y la captación de otros votantes.
Algunos autores y autoras escribieron que la amenaza de Trump que en caso de que el oficialismo no ganara, no darían más apoyo, movilizó el voto. Sin embargo, introducir a Estados Unidos en la ecuación no considero que sea un factor que movilice al voto. Si bien, los resultados solidifican el camino para una posible reelección, el papel de Estados Unidos como movilizador del sufragio no es una variable.
Es claro que existe una interrelación de las derecha en el continente y a nivel transcontinental. Además, la configuración del mapa geopolítico en América del Sur ha generado un “Cinturón azul”, con esto me refiero a una serie de países con gobiernos de derecha. La victoria de Rodrigo Paz en Bolivia, la designación provisional de José Jeri en el Perú, el Paraguay con Santiago Peña y Ecuador bajo Daniel Noboa.
A este grupo se suma Donald Trump, Rodrigo Chaves de Costa Rica, Nayib Bukele de El Salvador y Raúl Mulino de Panamá. Las derechas están reconfigurando el mapa político, en Ciencia Política se consideró que la ola conservadora de 2016-2018 tuvo una breve duración, empero, hay un reacomodo de las fuerzas políticas. La izquierda por ahora retiene Colombia, Venezuela, Chile y Uruguay, esto podría cambiar con los comicios chilenos de noviembre.
Lo que sí hay, es un constante miedo a la crisis económica, la cual ha sido atendida por el gobierno, pero no resulta. El peronismo hasta cierto punto no puede ofrecer otra solución a la economía, puesto que ellos han provocado esta crisis, producto de tantos años en el poder y de factores internacionales. Ahora bien, el plan económico que está implementado Milei no es tan distinto al peronismo de Menem durante los años ochenta, lo que los electores de mayor edad pueden llegar a asociar.
Por otro lado, la retórica polarizadora y agresiva del presidente aún surte efecto, lo que le ha permitido continuar por la senda estridente. Aunque los resultados posicionan a su partido como la segunda fuerza, aún necesita de otros partidos para sacar adelante su programa de reformas. Es posible que veamos a un presidente más negociador con otras fuerzas del congreso y que éstas jueguen su papel como partidos bisagra y capacidad de chantaje para obtener otros beneficios.
En su discurso del 26 de octubre Milei dijo que tendrán el congreso más reformador de la historia reciente. Habrá que ver cómo se traduce esta afirmación y si la motosierra continúa o se detiene. No es un escenario fácil, pero si interesante de analizar porque es un partido nuevo que ha crecido en 40% a dos años de obtener la presidencia. Sin embargo, la ecuación puede cambiar producto de factores internos y externos.
Por ahora el presidente argentino puede saborear su victoria y articular sus movimientos para la segunda mitad de su gobierno. El libertarismo está vivo y pujante, mientras el peronismo con una fuerza formidable busca recuperar terreno y votantes. El motor de la polarización sigue impulsando la motosierra y al parecer a muchos les gusta su sonido.

