Claudia Carrillo
* Este año, Atlixco no solo ilumina la Navidad: la conquista
La Villa Iluminada de Atlixco, se alza como un reino brillante cuyos muros, caminos y criaturas están tejidos con miles y miles de focos, diminutas chispas que parecen arrancadas a constelaciones antiguas. Cada destello late con una historia, porque estas luces no vienen de cualquier parte: son creadas por manos atlixquenses, por una empresa local que hoy exporta su resplandor a Europa, llevando el nombre de Atlixco más allá de sus propias montañas.

Y es esa luz nacida en casa la que da vida a un espectáculo que desafía toda lógica:
Pinocho y los dinosaurios compartiendo una Navidad épica.
Los arcos luminosos se levantan como portales titánicos que anuncian la entrada a un universo imposible. Entre ellos camina Pinocho, su corazón de madera iluminado por miles de chispas que lo impulsan a avanzar, mientras a su lado colosos prehistóricos de luz rugen en silencio, tallados con precisión artesanal por la misma empresa que ha llevado el talento local a tierras europeas.

Cada dinosaurio es una obra de ingeniería luminosa.
Cada figura, un poema de cables y destellos.
Cada una de esas miles de luces, un latido de Atlixco viajando por el mundo.
Las calles, cubiertas de brillo navideño, se sienten como un gran escenario donde la historia de Geppetto y su pequeño soñador se entrelaza con la fuerza ancestral de criaturas gigantes. El aire vibra entre villancicos, aromas de ponche y un eco antiguo que parece provenir de esos dinosaurios imponentes que custodian la ruta.
La Villa Iluminada de este año no solo deslumbra:
despierta un orgullo profundo: El orgullo de ver cómo el talento local ilumina no solo una ciudad, sino también plazas europeas, llevando el espíritu mexicano más allá del mar.
En Atlixco, la Navidad se vuelve epopeya.
Una historia donde un niño de madera se enfrenta a un mundo mágico, donde criaturas del pasado renacen en luz, y donde cada visitante camina bajo miles de destellos que nacieron en manos locales para brillar en el mundo entero.
Porque ahí, la luz no solo adorna, trasciende, y
quien recorre esta Villa Iluminada se convierte también en parte de ese resplandor legendario.
Fotos: Cortesía

