Por Ricardo Burgos Orozco
El desabasto de medicamentos en México sigue siendo un problema grave. Afecta a millones de pacientes y sus familias, en particular en tratamientos para enfermedades como cáncer, diabetes, hipertensión, padecimientos cardio vasculares y de salud mental, entre los más importantes.
La falta de especialistas médicos en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) también sigue afectando a millones de personas que usan esos servicios, con las consabidas consecuencias de salud y muerte.
Ambas problemáticas no han sido resueltas por los gobiernos de la Cuarta Transformación. Es cierto que el conflicto no es nuevo – viene desde muchos años atrás con los regímenes priistas y panistas –, pero se ha tornado más profundo ahora en lugar de resolverse.
Lo peor es que tanto el anterior presidente, Andrés Manuel López Obrador, y la actual mandataria, Claudia Sheinbaum Pardo, parecen no haber buscado soluciones a la falta de medicamentos y especialistas de la salud, sino que intentan ocultar el problema con su acostumbrada facilidad para mentir y simular.
Todavía recordamos que López Obrador tuvo la ocurrencia de “instalar” una mega farmacia que “tuviera todas las medicinas del mundo” para terminar con el desabasto de medicamentos en el país. Dijo que serían las fuerzas armadas las que se encargarían de la distribución con el uso de aviones y transportes terrestres mientras que Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex) – el laboratorio gubernamental – sería el encargado comprar y almacenar los medicamentos.
Como un chiste muy mal contado, el gobierno del tabasqueño adquirió un jacalón en la zona de Huehuetoca, Estado de México, con una inversión inicial de 219 millones de pesos. Sin embargo, reportes posteriores de periódicos indicaron que el costo total de operación y mantenimiento se incrementó en 4 mil millones de pesos. Hay informes que señalan que el gasto de esa mega farmacia llegó hasta los 15 mil millones de pesos. Hoy ese local de Huehuetoca está inservible. Puro dinero de los mexicanos gastado en ocurrencias.
Apenas hace dos semanas, Claudia Sheinbaum Pardo tuvo otra “feliz ocurrencia”: iniciar la operación de lo que llamó Farmacias del Bienestar, como una red de entrega de medicamentos, que es complemento – aseguró – del Programa Salud Casa por Casa. Con eso, dijo, se asegura atención médica integral y gratuita para personas adultas mayores y con discapacidad.
La primera etapa de estas farmacias arrancó en 500 puntos del Estado de México. Supuestamente, las recetas emitidas por el personal médico del Programa Salud Casa por Casa se podrán surtir en esos módulos, sin necesidad de hacer filas ni sacar fichas.
Otro chiste muy mal contado lleno de simulación, mentira, gasto oficial inútil y propaganda política, porque esas denominadas “Farmacias del Bienestar” no son más que una especie de estanquillos de madera – micro estanquillos –, pintados del color del partido en el poder (Morena) en los que caben unas cuantas cajas de medicamentos, seguramente las básicas, atendidos por personal que apenas si tendrá conocimientos de salud.
Las Farmacias del Bienestar de Sheinbaum Pardo correrán, tarde que temprano, la suerte de la mega farmacia de López Obrador, dos «proyectos» de ocurrencia que no abonan nada a la salud de los mexicanos, pero que sí suman a la causa política de Morena y su obsesivo deseo de permanecer en el poder hasta el final de los tiempos

