Sebastián Godínez Rivera
El 2025 está por concluir y es momento de hacer un balance sobre los padecimientos que presentaron las democracias a lo largo de este año. Como si de una visita al médico se tratara revisaré algunos países que presentaron síntomas leves respecto a la autocratización, algunos otros que han resistido la medicina y los que están en estado grave
Resfriado populista: se concibe como la aparición de síntomas en partidos o actores políticos que intentan dinamitar los cimientos democráticos, empero, estos son contenidos. Costa Rica ha visto como el presidente Rodrigo Chaves aspira a debilitar las instituciones como el Tribunal Superior Electoral, quien de cara a las elecciones presidenciales de 2026 ha limitado la propaganda política.
Fatiga democrática: concepto acuñado por Manuel Alcántara, se refiere a que la ciudadanía pierde el interés en la democracia producto de la crisis de la representación, la corrupción, desconfianza institucional y la polarización. La elección de personajes y partidos populistas implica un descontento con los actores políticos del establishment.
Casos como el Partido de la Libertad de Austria; la victoria de Andrej Babis en República Checa; o el crecimiento del partido Alternativa por Alemania. La ciudadanía vota por líderes antisistema o iliberales como forma de castigo a los actores tradicionales. En algunos casos la fragmentación del voto impide una deriva autoritaria, pero en otros este avanza rápido.
Dentro de los padecimientos leves en las democracias, también es posible encontrar salpullido iliberal. Es decir, hay partidos políticos que aparecen con retóricas agresivas, autoritarias, excluyentes y radicales que aglutinan votantes en distintos puntos geográficos. Por ejemplo, Alternativa por Alemania gana elecciones en la región oriental; o en Rumanía, el candidato prorruso, George Simion, utilizó canales de desinformación y discursos nativistas para conseguir votos y atacar a los liberales. Sin embargo, fue derrotado.
Esta sintomatología ha sido contenida de diversas formas. Desde la derrota en las urnas como en el caso rumano, pasando por la formación de cordones sanitarios que impiden la formación de gobierno como en Alemania. Estos padecimientos son los primeros que aparecen en diversas naciones y de fortalecerse estos pueden agravar la salud de un país.
En un punto medio también es posible encontrar la anemia democrática. Se refiere a que el sistema político funciona, pero este es débil porque sus instituciones y actores carecen de los mecanismos para hacer frente a una amenaza. El agotamiento de partidos y actores tradicionales, la ineficacia para resolver problemáticas y la imposibilidad de hacer frente a amenazas autoritarias.
Si la democracia comienza a debilitarse ante opciones autoritarias, esta termina siendo sofocada por personajes antisistema. Naciones como Serbia, Eslovaquia o Georgia padecen esta anemia, los gobiernos de Vucic, Fico y Zurabishvili respectivamente han logrado debilitar las instituciones y al Estado para afianzar su poder. La oposición y los contrapesos no tienen la capacidad para hacer frente a este déficit de pluralismo.
Por otro lado, existen padecimientos que terminan por dejar en terapia intensiva o en estado grave a la democracia. La esquizofrenia es un padecimiento que distorsiona la realidad de las personas, pero en el caso de los países, esta deforma la visión del gobierno. Se sostiene mediante discursos, cifras y percepciones alteradas del ejercicio del poder. Por ejemplo, Morena en México considera que el país ahora pertenece al primer mundo gracias a su victoria en las urnas, porque se necesitaba un cambio.
Mientras que los gobiernos de Paul Biya en Camerún o Teodoro Obiang Nguema de Guinea Ecuatorial, llevan décadas en el poder a través de comicios amañados y represión. En ambos casos, los líderes de estos países no conciben sus naciones sin ellos en el poder. La represión que han ejercido la justifican porque hay intereses externos que buscan derrocarlos, pero no conciben que su anquilosamiento en el poder es lo que ha generado hartazgo.
En conclusión, existen diversos padecimientos en las naciones que debilitan la democracia, ya sea consolidada o incipiente. En algunos casos esta ha sido contenida por las instituciones, pero en otros casos no; existen ejemplos, como Nicaragua, Venezuela, Birmania, Rusia donde esta se encuentra en un estado grave; mientras que en otras hay ejemplos de resiliencia a pesar de los embates.
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