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Gigantes del voto electrónico: India y Brasil

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Sebastián Godínez Rivera

Brasil y la India son una referencia obligada cuando se habla del voto electrónico en el mundo. Estas dos naciones son sinónimo de buenas prácticas en el terreno electoral. Cabe destacar que el primer elemento que los posiciona como referencias es que destinan 138,9 mil millones de dólares (2024) a tecnología y de eso, el costo para los comicios fue de 7,000 millones dólares.

Por otro lado, Brasil destinó 26,3 mil millones en tecnología y para sus últimas elecciones generales (2022) 859,6 millones de dólares. En un primer caso, ambas naciones tienen puestos los ojos en el desarrollo tecnológico, el cual va ligado no sólo al desarrollo, sino a la democracia, puesto que sus sistemas electorales son completamente electrónicos. Ahora bien, para muchos la comparación puede ser desproporcionada, sin embargo, los postulados del método comparativo permiten hacer la revisión de casos iguales o diferentes.

Ahora bien, Brasil y la India implementaron el voto electrónico durante la década de los años noventa del siglo XX. Sin embargo, el primero tiene registros de máquinas de votación desde la constitución de 1936; mientras que en la nación asiática data de 1977. En ese sentido la trayectoria histórica muestra que existió una intención modernizadora desde el siglo pasado y que va ligada al desarrollo de sus procesos políticos.

Los brasileños hicieron pruebas en el estado de Santa Catarina en 1996 y las primeras elecciones electrónicas fueron en 2002 cuando resultó electo Luiz Inácio da Silva. La implementación de la urna electrónica está a cargo del Tribunal Superior Electoral (TSE) quien en coordinación con universidades y empresas ha desarrollado al menos cuatro modelos de urnas electrónicas.

La característica de las urnas brasileñas es que están hechas para que cualquier persona pueda utilizarlas, es decir, desde el más humilde que no sabe leer hasta personas con altos grados de estudio. Esto rompe no solo con la brecha de conocimiento, sino con las desigualdades tecnológicas de las sociedades. Asimismo, esto se acompaña de diagnósticos técnicos y revisiones periódicas de los softwares, funcionamiento de urnas y opiniones de expertos.

La urna brasileña es de fácil uso, en la pantalla aparecen los emblemas de los partidos políticos seguidos de un número. El elector presiona el número dependiendo de su preferencia; luego la máquina pregunta si está seguro de guardar el voto, al presionar sí, aparece la misma pregunta. El sufragio queda guardado y se imprime un ticket que es la materialización del voto.

Estas urnas funcionan con memorias extraíbles, las cuales son utilizadas para que al término de la votación estas sean procesadas en oficinas centrales. Desde 2002 hasta 2022 los procesos electorales han sido totalmente electrónicos y no se han suscitado problemas. Esto no quiere decir que no haya cuestionamientos como los del ballotage entre Lula da Silva y Jair Bolsonaro donde el segundo cuestionó la secrecía del voto y el funcionamiento de las máquinas de votación.

Brasil es un referente en el mundo cuando se trata de voto electrónico, blindaje de softwares y transparencia electoral. No por nada el gigante sudamericano ostenta un nivel reconocido en cuanto a la celebración de comicios se trata. Cabe destacar que al terminar las votaciones, el TSE realiza una revisión de las urnas y los sistemas electrónicos para atender deficiencias o innovar.

El otro caso es la India, la democracia electoral más grande del mundo, no obstante, el voto electrónico ha sido la forma más fácil para conjuntar la participación. Este país celebra durante una semana los comicios, debido al gran número de habitantes y por la dificultad para acceder a diversos poblados. La Comisión Electoral de la India se encarga de llevar las urnas electrónicas a todos los rincones del país, ya sea mediante vehículos, carretas y hasta con caballos que accedan a las zonas de difícil acceso.

El país utilizó el voto electrónico desde 2010, las urnas indias se caracterizan por ser autónomas, funcionan con baterías y no necesitan conexión a red. Esto es un avance  porque no pueden ser hackeadas, aunque esto no quiere decir que no se innove y se fortalezcan las medidas de seguridad. Por ejemplo, en 2011 una sentencia del Tribunal Supremo ordenó que se incluyera un elemento físico para poder cotejar los votos emitidos con los recibos emitidos por la urna,

Esto ha generado mayores niveles de confiabilidad y en 2024 todas las urnas fueron reemplazadas por las de tercera generación. El proceso de votación es sencillo, aparecen los nombres de las candidaturas con sus logos de partidos y botones que facilitan el sufragio. Además, incluye señalizaciones en braille para que personas con dificultad visual puedan emitir su voto.

Cuando se concluye la votación se obtienen los tickets correspondientes a los cargos elegidos, los cuales sirven para hacer un recuento y cotejar lo que registraron las máquinas con el papel. A pesar del tiempo que la India lleva utilizando el voto electrónico este no ha quedado exento de cuestionamientos como el hackeo; en 2019 un supuesto experto en cibernética dijo que los resultados pueden ser alterados, pero no presentó ninguna prueba o muestras que comprobaran sus dichos.

En conclusión, existen países con buenas prácticas en el tema del voto electrónico las cuales se sustentan en una inversión económica fuerte a la par de la investigación tecnológica. Brasil y la India son referentes obligados por el tiempo y la forma en la que han implementado el voto electrónico; asimismo, sus resultados han sido estudiados por expertos y académicos en estos temas.

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Para DeReporteros

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