Los universitarios ya elaboran la croquichapi, un medallón de carne que se asemeja a una hamburguesa, y trabajan en una salchicha con las mismas características.
Los chapulines son un alimento seguro, nutritivo y económico, y el proceso de producción es biodegradables en todas sus faces. Para adecuar el modelo alimentario de acuerdo con las necesidades futuras de la humanidad, alumnos de la UNAM crearon una empresa que produce alimentos alternativos a la carne, hechos de chapulines.
Alfredo Díaz Cano, Raymundo Lozano Retiz y José Eduardo Cedillo García, de las facultades de Economía, Contaduría y Administración, y Ciencias, respectivamente, implementaron el proyecto Chapi, con productos con base en proteína vegetal y chapulines, “un alimento seguro, nutritivo y económico”, afirmó Lozano Retiz.
Con Chapi, (palabra derivada de chapulín, “queríamos que fuera pegajosa para que no la olvidaran”), se pretende contribuir a una economía circular; además, el proceso de producción es biodegradable en todas sus fases. Los universitarios ya elaboran la croquichapi, un medallón de carne que se asemeja a una hamburguesa, y trabajan en una salchicha con las mismas características.
Díaz Cano explicó que se trata de un alimento que puede ser consumido por personas de todas las edades. “El chapulín es muy nutritivo; cada gramo brinda 70 por ciento de proteína, y nuestro medallón tiene 23 por ciento de proteína, más que un bistec promedio”.
Surgido en el Hult Prize, organizado por la UNAM, con este proyecto los alumnos de las carreras de Economía, Física y Contaduría proyectaron una empresa social que se enfocara en la alimentación sustentable. “Nos interesa beneficiar al medio ambiente, pues la industria cárnica es una de las principales causantes del efecto invernadero, mientras que la cría de chapulines es 14 veces menos contaminante, usa menos tierra, agua y emisiones de dióxido de carbono”, explicó Cedillo García.
Desde febrero de 2020 están en operación y ellos mismos hacen los medallones, de manera artesanal. Por ahora, su proveedor de chapulines es Oaxaca, pero esperan hacer su propio criadero a mediano plazo, para lo cual ya cuentan con apoyo de investigadores y entomólogos de la UNAM, remarcó Díaz Cano.
Los universitarios planean escalar el proceso de producción. Por el momento surten pedidos vía redes sociales y tienen promociones para la comunidad universitaria, que pueden ser consultadas en su cuenta de Instagram.
Foto: UNAM