Señaló que su avistamiento también fue producto del acercamiento de la Tierra a la dirección de la emisión del material coronario.
*Los colores tienen que ver con la interacción del material ionizado proveniente del Sol con abundancia de elementos químicos presentes en la atmósfera terrestre
El avistamiento de las auroras boreales en México fue un fenómeno totalmente fortuito y con posibilidad, pero muy baja probabilidad, de que se vuelva a ver con la misma intensidad en algunas entidades del territorio nacional, explicó el astrónomo del Planetario “Luis Enrique Erro” del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Wilder Chicana Nuncebay.
Detalló que el espectáculo natural se debió a la interacción entre el material cargado eléctricamente proveniente del Sol y el campo magnético de la Tierra, cuando nuestro planeta se encontró en una posición muy cercana a la dirección de propagación de esta emisión solar.
El nombre correcto del fenómeno lumínico es “auroras polares”, ya que ocurren simultáneamente en el Polo Norte (auroras boreales) y en el Polo Sur (auroras australes). Refirió que en esta ocasión fue tan grande la energía de la tormenta solar transferida al material plasmático que lanzó el Sol, que este se deslizó hacia latitudes más bajas de lo normal y los efectos fueron tan intensos que la luminosidad se pudo observar incluso en algunos puntos de México.
La luz que se aprecia de manera espectacular en distintas tonalidades —detalló— es radiación electromagnética emitida por la excitación de las moléculas y átomos de la atmósfera terrestre al entrar en contacto con material proveniente del viento solar y de la eyección coronal (formado básicamente por protones y electrones), el cual viaja en todas direcciones hasta llegar al campo magnético de la Tierra, que lo conduce hacia los polos por donde ingresan para interactuar con las capas superiores de la atmósfera terrestre, explicó.
El especialista politécnico aclaró que, aun cuando el Sol reinicia cada 11 años un ciclo y eso permite saber cuándo habrá mayor o menor actividad, es muy poco probable que se repitan pronto las condiciones que permitieron ver hace unos días las auroras.
“Es un fenómeno impredecible, ya que las tormentas solares ocurren con bastante frecuencia, pero la trayectoria que seguirá el material coronal expulsado básicamente es aleatoria, al azar, y no se sabe en qué punto de su órbita estará la Tierra cuando sucedan las eyecciones y en qué porcentaje la alcanzarán. De manera que lo que ocurrió hace unos días es sorprendente, porque no es frecuente que se acerque tanto la posición de la Tierra con la trayectoria de expulsión del material solar.
Mientras más intensa es la tormenta solar es más probable que se observen auroras polares en latitudes cada vez más bajas e incluso en el ecuador terrestre”, detalló el experto.
Chicana Nuncebay precisó que, aunque la radiación electromagnética puede influir en algunos sistemas y aparatos electrónicos, es inocua para el ser humano.
“Los distintos colores tienen que ver con la interacción del material coronal con la abundancia de distintos elementos químicos presentes en la atmósfera en ese momento, como oxígeno, nitrógeno, ozono e, incluso, contaminantes”, indicó.
Consideró que estos fenómenos naturales son fuente de información muy valiosa para físicos y los astrónomos, ya que permiten conocer el estado de la atmósfera terrestre. “Aunque es un fenómeno producido por el Sol nos proporciona elementos para entender la composición química y la situación de los elementos que se encuentran en las capas más altas de la atmósfera terrestre”.
Finalmente, apuntó que las auroras polares son eventos naturales que ocurren al azar, no se puede predecir cuándo ocurrirán ni su intensidad. Hizo un llamado a la población a mantener la tranquilidad porque no causan ningún daño a la salud.
Fotos: IPN
Foto de portada: Tomada de X