Columnas

Ibrahim Traoré el seductor de Burkina Faso

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Sebastián Godínez Rivera

Cuando se habla de regímenes no democráticos, se piensa en dictaduras como la de Stalin en la Unión Soviética, Videla en Argentina, Pinochet en Chile o Pol Pot en Camboya. Sin embargo, el transitólogo Guillermo O´Donnell acuñó el concepto de regímenes nacional-populares, los cuales se caracterizan por ser encabezados por militares, impulsan el nacionalismo y en temas económicos se apuesta por el desarrollo nacional, aunado a que tienen un fuerte respaldo en la ciudadanía.

El mundo no solamente está inmerso en el ascenso de líderes populistas o iliberales en occidente, sino que en África estos no tienen cabida. Quienes se están haciendo con el poder, son militares que rechazan la presencia de potencias como Francia o Reino Unido; en el caso de Burkina Faso, Ibrahim Traoré, es el capitán que se ha erigido como líder máximo de este país con tan solo 34 años e inmerso en las nuevas tecnologías el culto a su personalidad se ha fortalecido.

En 2022, lideró un golpe de estado que depuso al entonces presidente de facto coronel Paul-Henri Damiba, quien se había hecho con el poder en enero de ese año. Traoré prometió hacer frente a los grupos yihadistas y recuperar el 40% del territorio que está en manos de los rebeldes; expulsó a las fuerzas francesas de la nación como símbolo de nacionalismo; declaró que se impulsaría la economía nacional; y prometió el regreso de la democracia en 21 meses.

La esperanza se esfumó luego de que en 2024 afirmó que la recuperación del territorio es compleja y los avances son lentos; sin embargo, su preocupación no es celebrar elecciones, por ende, mediante un decreto extendió el gobierno militar hasta 2029. Estas acciones escandalizarían a la mayoría de la población en otras latitudes, empero, de acuerdo a Afrobarómetro 2023, el 63% de las población respalda su gobierno militar.

Traoré incluso es más popular, de acuerdo con algunas encuestas alcanza el 80% y esto se debe a su estrategia de propaganda en el país y en redes sociales. El capitán ha utilizado los medios públicos para difundir su imagen, logros y el discurso nacionalistas en contra de la injerencia de las potencias extranjeras occidentales; se hace esta acotación porque el líder burkinés se ha acercado al presidente ruso, Vladimir Putin y al autócrata turco, Receep Tayipp Erdogan.

La instauración de un régimen nacional-popular está acompañado de que Traoré se ha erigido como un líder carismático que funda parte de su respaldo en el apoyo de las y los burkineses. En esto se asimila a muchos líderes africanos que ejercieron el poder durante el siglo XX, como el presidente egipcio, Abdel Nasser; Thomas Sankara ejecutivo de Burkina; Kwame Nkrumah presidente de Ghana; o Jomo Kenyatta de Kenia.

En el caso específico, Traoré ha intentado recuperar parte de la ideología de Sankara quien apostaba por el desarrollo interno del país sin la intervención de potencias, el consumo de la producción nacional y las nacionalizaciones. El actual presidente de facto, ha llamado a liberarse del yugo colonial francés y expandir sus horizontes diplomáticos con otros jefes de estado que no necesariamente son los más democráticos del mundo.

Asimismo, otros líderes de naciones como Kenia, Malí o Guinea Ecuatorial han declarado que “él es el hombre”. Sus políticas como la nacionalización de dos minas de oro, se enmarcan en lo que él denomina la «revolución» para garantizar que Burkina Faso se beneficie de su riqueza mineral, construyó una refinería de oro y ha creado reservas de este mineral. También se ha vuelto célebre porque ha llamado a que los líderes africanos dejen de conducirse como “marionetas de occidente”.

Su fuente de carisma también se debe a su atractivo físico para las mujeres, quienes lo consideran un adonis burkinés. La atracción física no es nueva, sino que recuerda al entonces coronel libio y revolucionario, Muammar Gaddafi quien atraía la mirada de varias mujeres. Además, es uno de los líderes más jóvenes del continente, puesto que varios tiranos oscilan entre los 60 y 80 años; Traoré es un joven militar que captura la atención de los jóvenes en su nación y que claman por un cambio en la política nacional.

Politólogos africanos han hecho énfasis en su carisma y que este es transnacional, durante la toma de protesta del presidente de Ghana, John Mahama, se robó gritos y aplausos de los espectadores. Algunos consideran que su uniforme de batalla, su seguridad y su peculiar sonrisa fortalecen su presencia, la cual es coronada con una habilidad para hablar, es considerado el nuevo rostro del panafricanismo, el anticolonialismo y la rebeldía africana.

Sin embargo, es pertinente señalar que detrás del carisma también hay un mar de acusaciones que señalan al caudillo africano de censurar a la oposición; ordenar ejecuciones extra militares, socavar las instituciones y demoler la democracia. Cabe destacar que para los líderes carismáticos la fuente del poder son ellos mismos, debido al respaldo que tienen. Sin embargo, bajo el argumento de recuperar el control del país, ha extendido el gobierno militar y el 17 de julio de 2025 anunció la desaparición de la Comisión Electoral al considerarla un gasto de dinero innecesario.

Las funciones electorales pasarán al Ministerio del Interior y se encargará de celebrar elecciones hasta 2029 de acuerdo al propio decreto de la junta militar. También ha llamado la atención que el sentimiento antifrancés se tradujo en un decreto que elimina el uso de toga en magistrados y jueces al considerarlos símbolo de opresión. En su lugar se utilizarán vestimentas tradicionales del país y con ello se busca la creación de una identidad nacional, para dar cumplimiento a esta encomienda, creó el Centro Nacional de Apoyo al Procesamiento Artesanal del Algodón para promover la vestimenta tradicional burkinesa.

La configuración de este régimen está sustentado en la exclusión de la democracia y el apoyo a los gobiernos de mano dura. Sin embargo, la propia inestabilidad de las naciones africanas es una constante desde que estas se independizaron en los años cincuenta del siglo XX. Burkina no escapa a esta historia, al punto que Ibrahim Traoré ha logrado sofocar dos intentos que pretendían derrocarlo, sin embargo, no hay victorias absolutas.

De

Para DeReporteros

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