Sebastián Godínez Rivera
Las naciones de Europa del este y del Báltico fueron las últimas en democratizarse a finales de los años noventa durante la tercera ola de la democratización (1978-1991). Sin embargo, algunas de ellas son las que han implementado mayores mecanismos para innovar en las votaciones. Su caso hasta la fecha sigue despertando interés en los estudiosos que se dedican a los temas electorales.
Estonia es un país que colinda con Rusia, Letonia y al norte con Finlandia. Sin embargo, quince años tras su independencia de la Unión Soviética, el mundo presenció las primeras elecciones locales vía internet. Los estonios no presentaron problemas al momento de emitir su voto, por tal razón, el gobierno declaró que habían sido un éxito; claro, en ese entonces el país contaba con una población de 1.4 millones de habitantes.
El sistema en línea funciona con una tarjeta de identificación electrónica. Esta es obligatoria para todos los residentes del país mayores de 15 años. Su objetivo es comprobar la identidad en cualquier lugar, desde bancos hasta oficinas gubernamentales, donde normalmente se requiere identificación para procesar formularios o transacciones.
Para votar en línea, los usuarios debieron insertar sus tarjetas en lectores conectados a sus computadoras e iniciar sesión en el sitio web de votación. Una vez autenticados, emiten su voto mediante un sistema encriptado y luego firman digitalmente para verificar las selecciones antes de transmitirlas.
Estonia abrió un nuevo caso de estudio en la Ciencia Política, el llamado voto remoto por internet es un sistema en el que los votantes emiten su voto desde una computadora remota con acceso a internet u otro dispositivo. Ni el dispositivo utilizado para votar ni el entorno físico donde se vota están bajo el control de las autoridades electorales. El éxito de esta prueba se popularizó en 2007, cuando los estonios utilizaron este sistema para las elecciones nacionales.
La nación báltica es uno de esos casos donde el proceso de democratización coincidió con las innovaciones tecnológicas del mundo. Asimismo, Estonia es una de las naciones que ha profundizado en lo que se denomina gobierno electrónico. Según datos los datos de la encuesta Raag de 2020 sugiere que el 82% de los residentes confía en el gobierno electrónico y los servicios digitales de ese país.
Esto no quiere decir que Estonia solamente utiliza el voto por internet, pero las estadísticas de la autoridad electoral muestran que hay un avance relevante. En 2005 la participación fue de 4%, frente a 2007 de 9%; pero para los comicios de 2019 se alcanzó el 40% lo cual habla de la simpatía y la confianza. El voto por internet ha sido una herramienta que ha hecho frente a los bajos niveles de participación en las elecciones tradicionales.
En un estudio elaborado por Roberto Krimmer,David Dueñas-Cid y Iuliia Krivonosova en 2020 se encontró que el voto por internet es el más rentable frente a otros tipos como el anticipado o el voto por correo. Esta medición se obtuvo a través del cruce de dos variables, la cantidad de personas que utilizan cada tipo de voto y el monto que se destina para la implementación de estos.
Cabe destacar que al igual que las naciones que han destinado parte de su presupuesto para la innovación en urnas, Estonia destina muchos recursos a la Oficina de Tecnología del gobierno estonio. Existe la hipótesis de que este sistema es más efectivo en país con baja densidad poblacional, si bien, se han hecho otras pruebas piloto como Reino Unido, Francia y México (en el caso de las votaciones para residentes en el extranjero) ningún país lo ha adoptado en su totalidad.
El debate en torno a este modelo en otras latitudes está plagado por la desconfianza de los usuarios, la desinformación y también la falta recursos económicos para blindar las elecciones. El voto por internet se ha considerado como un antídoto para la baja participación de la ciudadanía en los modelos presenciales; no quiere decir que es la soluciòn a todos los problemas, pero de acuerdo a la experiencia empírica hay un alto nivel de aceptación al menos en el caso de estudio expuesto en este texto.
Algunos académicos han señalado que existen deficiencias en el diseño de seguridad de los sistemas de votación en línea de Estonia, así como fallos operativos de seguridad, desde la transferencia de los resultados electorales en memorias USB personales hasta la publicación de credenciales de red en la pared a la vista del público. Algunas voces han señalado que los sistemas son inseguros y debido al creciente interés de los gobiernos para influir en las elecciones, deberían ser descontinuados.
El debate en torno al voto por internet es nuevo, sin embargo, es pertinente aprender de otras experiencias como la de Estonia y compararla con algunas otras del mundo. Esto no quiere decir que ese sistema sea perfecto o efectivo en su totalidad, pero tampoco muestra que sea inseguro o que altere lo que la ciudadanía expresa en las urnas.
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