Por: MANUEL PÉREZ TOLEDANO
Bajo la sombra de este atardecer te vi partir
Tu silencio fue testigo de nuestro adiós
Fue repentino, no lo entiendo, era maravilloso
Casi perfecto, nuestro mundo de fantasías se esfumó
No hubo malos entendidos, solo que así como llegó se fue
Repentino, sin ruido pero con una honda huella que me ahoga mi interior
La voz que te despertaba cada mañana, enferma hoy apaga la luz
El reloj se detuvo, mi corazón aun escucha tus sonrisas de niña
Te entregué lo mejor de mí, y simplemente hoy, ya no estás.
La vida cambia, pero fuiste mi alimento. Gracias
De