El problema es que vivimos en un sistema desigual; se debe seguir luchando por lograr la igualdad y que ellas no sean consideradas un objeto.
A 16 años de su publicación en el Diario Oficial de la Federación, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia ha permitido visibilizar los tipos de agresión que han vivido a lo largo de la historia, consideró la coordinadora del Centro de Investigación y Estudios de Género de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, Julia Chávez Carapia.
“Al ser seres humanos podemos vivir de otra manera, libre, igualitaria, donde la Ley ha buscado esos factores -que no se han logrado en su totalidad-, precisamente porque vivimos en un sistema de desigualdad. No bajemos la guardia, sigamos luchando por lograr la igualdad para que la mujer ya no sea percibida como un objeto, sino sujetas de derechos, de una vida mejor y más plena”, expresó la investigadora.
Las mujeres, prosiguió, debemos demandar lo anterior de manera abierta y constante, porque es a nosotras a quienes más perjudica, crea conflicto, nos señala y mantiene al margen de la vida social y pública.
Luego de recordar que la Ley en la materia fue publicada el 1 de febrero de 2007 en el Diario Oficial de la Federación, externó que, “las mujeres vivimos en un sistema económico-político y social patriarcal; implica que el mundo lo creó el hombre, gira a su alrededor y es para él, mientras que nosotras somos un complemento, objetos -no seres activos, visibles ni individuales o propios- que dependen siempre de él y de la construcción del orden y poder patriarcal.
Este orden ha permitido a los varones el control y poder sobre lo económico, social y cultural, en tanto que ellas deben estar a la sombra, y solo se les ubica como objetos de reproducción y sexuales, un pensamiento que se ha mantenido por siglos”, aseveró la especialista en Estudios de Género y Feminismo.
En ese sentido, “es nuestro dueño y puede hacer de nosotras y con nosotras lo que quiera, porque somos objetos de uso, apoyo, placer o lo que él considere. Entonces la violencia hacia las mujeres se convierte en un eje ‘normal’ de conducta del hombre, que puede ejercer violencia sexual, tomarlas como objetos, sin su consentimiento. Pueden golpearla o maltratarla si no responde a los planteamientos que ellos hacen”, explicó Chávez Carapia.
Lo anterior ha provocado que, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2021 más de 70.1 por ciento de las mexicanas mayores de 15 años han experimentado, al menos, un incidente de violencia ya sea psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación a lo largo de su vida.
Las cifras indican que en 2021 la violencia psicológica fue la más prevalente (51.6 por ciento); seguida de la sexual (49.7 por ciento) y la física (34.7). En comparación con 2016, la violencia psicológica reportada fue de 49 por ciento; la sexual, 41.3 por ciento; la física, 34 por ciento.
A decir de la autora de “La participación social en cuatro municipios”, el principal reto para ellas a partir del siglo pasado fue cómo hacer visible esta violencia y limitarla, por lo que un elemento para hacerlo público y abierto es planteando los derechos en el ámbito jurídico, como es la referida Ley.
Los recientes datos del INEGI indican que “ha habido denuncia, y esto se debe a que la mujer está visibilizando el problema, sabe que existe una Ley, que existen procedimientos a los que puede demandar y tener una respuesta; porque la violencia se esconde, siempre se ha escondido, y los datos nos dicen que cada vez hay más denuncias e indican que el problema se está visibilizando”, afirmó la universitaria.
Chávez Carapia destacó que visibilizar no quiere decir que se elimina o representa una respuesta absoluta contra el problema, sino que las mujeres se percatan cada vez más que son violentadas y exigen mayor respeto a sus derechos.
“Es importante que se visibilice la violencia para exigir derechos, porque antes la violencia hacia las mujeres siempre se escondía en el ámbito de la casa y el mundo privado; sin embargo, hoy sabemos que la violencia es algo público y que se tiene que demandar porque es un delito agredir a otra persona y eso se contempla en las leyes, normas y en los derechos humanos, por eso hay que demandar todos los tipos de violencia de género”, enfatizó.
La investigadora abundó que debido a su naturaleza, las leyes no pueden estar estáticas y deben ser renovadas, por lo que la Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia se ha actualizado con el tiempo (la más reciente en octubre de 2022), a fin de incluir las nuevas formas de violencia de género, por ejemplo la obstétrica que afecta a la mujer en su vida fértil de manera agresiva; además de la que se ejerce en redes sociales.
Fotos: UNAM