Columnas

Tercera Vía | Roberto Martín Ramírez, más que un homicidio, un crimen de odio

Ernesto Rivera Rodríguez 

«Hay golpes tan duros en la vida del hombre, cómo el odio de Dios»

Un día después de que la gobernadora Evelyn Cesia Salgado Pineda, fuera vitoreada, aplaudida por los guerrerenses, protegida por decenas de elementos de seguridad, uniformados y vestidos de civiles, en el Paseo del Pendón de Chilpancingo, edición 199, por las calles del centro de la ciudad capital, este martes 24 después de las 6 de la tarde en la  icónica plaza de San Mateo, ante la danza del Porrazo del Tigre, fue fulminado de varios disparos el presidente del Patronato de las Fiestas de Navidad, Roberto Martín Ramírez, junto con uno de sus colaboradores, en medio de decenas de personas las que fueron testigos del artero asesinato ante la nula presencia, protección y seguridad, que un día antes se había observado y ventilado como un triunfo de las estrategias de seguridad en la entidad. 

Mary Shelley, alguna vez comentó; «los villanos no nacen, son creados, no surgen del vacío ni de la oscuridad por sí mismos, sino qué son moldeados por las circunstancias, por las heridas del mundo qué los rodea».

De inmediato la maquinaria propagandística, difundió el reconocido texto retorico del asesinato de Roberto Martín, cómo un hecho inadmisible que no quedará impune. De la misma forma se rasgaron su investidura ante el asesinato del alcalde Alejandro Arcos. 

Así mismo dejaron correr desde los sótanos del poder en un anónimo que hiede a engañar a la opinión pública, la supuesta relación con dicho homicidio el nombre del empresario Pedro Segura. Empresario que se ha convertido en una piedra en su zapato. 

El problema de la violencia en Guerrero no es Pedro Segura, cómo no lo es en los homicidios políticos de alto impacto que en los últimos tiempos han conmovido a la opinión pública, con la misma retórica oficial: Ricardo Taja, Alfredo Cabrera, Alejandro Arcos y hoy, Roberto Martín. El problema en Guerrero lleva el sello de Morena…y no se diga en Acapulco.

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