Columnas

Todo el poder

Columna Original y Copia

 

Por Martín de J. Takagui

Como nunca se había visto: la presidenta Claudia Sheinbaum ha acumulado todo el Poder del Estado Mexicano, tiene a sus pies a las Cámaras de Diputados y de Senadores, a través de sus mayoritarios grupos parlamentarios, tiene el Poder Judicial, un poder electo que obedece ciegamente al Ejecutivo.

Ahora también tiene a la Fiscalía General de la República, institución que puso en manos de su Consejera Jurídica, la ex fiscal de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, que es otra incondicional y que está dispuesta a hacer lo que le pida, haciendo a un lado la autonomía constitucional que merece el cargo de abogada de la nación.

Obviamente cuenta también con el poder no solamente del Ministerio Público Federal, que se constituye como la parte fundamental de la FGR, sino que también tiene a las fuerzas del orden en sus manos.

La Secretaría de Marina, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional, la Fuerza Aérea, la Armada de México, el Ejército Mexicano. Toda corporación de fuerzas armadas y de seguridad están con ella, como lo está también la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

Se trata de una acumulación de poder sin precedente, nunca antes se había visto que una sola persona tuviera el control de los órganos e instituciones políticas, legislativas, de inteligencia, de fuerza pública y de lo que tiene que ver con temas electorales y judiciales.

La presidenta podría hacer hoy lo que quiera, nadie se lo va a impedir, es un modelo de gobierno como los gobiernos autoritarios y los dictatoriales, en donde nadie puede contradecir lo que opina el jerarca gubernamental.

¿Es sano un modelo de gobierno así?

Por supuesto que no, los gobiernos democráticos cuentan con mecanismos de equilibrio, con entes supervisores, con mecanismos de rendición de cuentas y, sobre todo con el respaldo popular que se gana con acciones de gobierno acertadas y no con dádivas económicas disfrazadas de becas y programas sociales.

Un gobierno como el que está confeccionando la presidenta Claudia Sheinbaum nunca podrá ser sano, porque el poder desgasta y el poder enloquece a la gente, el exceso de poder acumulado en un solo personaje lo convierte en un gobernante frívolo, en un gobernante omnipotente, que a su vez lo lleva a la prepotencia y la insensibilidad.

Sin duda a todos los mandatarios llega el momento en que los invade ese sentimiento de super poderes, porque además los tienen, el problema es cuando ven en riesgo su poderío o cuando se observa el ocaso de su administración para el periodo al que fueron electos.

Prueba de que hay riesgos a la vista, es la forma en que se designó a la nueva Fiscal General de la República. Desde antes de que se supieran las razones por las que se iba Alejandro Gertz Manero de la FGR, ya se sabía que Ernestina Godoy sería la nueva fiscal, a pesar de que el antiguo fiscal se resistía a presentar su renuncia.

Aquí se brincaron toda la ley y los artículos constitucionales que dicen como debe darse la renuncia por causas de fuerza mayor del fiscal y la forma en que deben integrarse las ternas para que el Senado de la República designe al nuevo fiscal.

Este gobierno tiene los votos, la fuerza y la autoridad para hacer las cosas conforme a la ley. No tiene necesidad de brincarse los pasos para garantizar que la persona adecuada o elegida llegue al puesto en cuestión.

Para algunos ya es una forma autoritaria de manejar las cosas, para otros es natural que así sea, porque tiene el respaldo de la mayoría de los mexicanos.

Para otros más es una señal de alarma, que debe ponernos a pensar si es que conviene que nuestro país tenga un gobierno autoritario como el que se está delineando.

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