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La titular de la CDHEG en Guerrero le preocupa la dignidad que nunca miraron

* Más de 30 años «Mica» deambuló en Chilpancingo y ahora Cecilia Narciso encabeza una defensa tardía, burocrática y oportunista

Marcial Campuzano  / CRÍTICA DE GUERRERO 

CHILPANCINGO, Gro.- Ahora resulta que la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Guerrero(CDHEG), en voz de su presidenta Cecilia Narciso Gaytán, “investiga” si fueron violentados los derechos de la señora Micaela, conocida en Chilpancingo simplemente como “Mica”, una mujer que durante más de 3 décadas vivió a la intemperie, entre el olvido institucional y el cariño esporádico de la gente común.

Resulta ofensivo que quien nunca volteó a verla mientras dormía en las calles, hoy pretenda encabezar una defensa tardía, burocrática y oportunista. ¿De qué derechos habla Cecilia Narciso si durante años ninguna autoridad, incluida la que ella encabeza, se acercó a Mica para garantizarle siquiera un techo, atención médica o una vida libre de miserias? ¿Dónde estaba la CEDH cuando Mica vivía entre cartones y era invisible para los sistemas de salud, asistencia social y derechos humanos?

Lo más indignante no es el traslado de Mica a un refugio en Guanajuato –donde al menos hoy tiene un techo y comida caliente– sino que haya sido necesario que una asociación civil y no el Estado, tomara la iniciativa de protegerla. Y más aún: que la Comisión reconozca, con una pasmosa normalidad, que no cuenta con un padrón de personas en situación de calle. ¿Cómo se puede garantizar lo que no se conoce?

La presidenta de la CEDH ahora dice que están “documentando” el caso y que analizarán si el traslado fue legal o no. Como si el problema fuera el destino y no el abandono sistemático que precedió cualquier traslado. Como si los derechos humanos fueran un trámite que empieza cuando se encienden las redes sociales y no cuando una persona lleva años sobreviviendo sin ayuda.

Este discurso reactivo y sin autocrítica de Cecilia Narciso revela una verdad incómoda: los derechos humanos en Guerrero no se defienden, se administran con lentitud, negligencia y a veces con cinismo. La señora Mica fue ignorada por años, y ahora es usada como bandera para emitir declaraciones institucionales que llegan tarde, demasiado tarde.

Si algo violó su dignidad, fue el silencio prolongado de quienes hoy se presentan como sus defensores.

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